¡BIENVENIDOS AL BLOG DEL TALLER LITERARIO DESPERTARES!

Bienvenidos al blog del TALLER LITERARIO DESPERTARES de la Biblioteca Popular "Cultura y Progreso" de Morteros, Córdoba, República Argentina.

Este blog se inicia el 14 de junio de 2011 para publicar los trabajos de los participantes del taller, que funciona en la Biblioteca Popular "Cultura y Progreso".

Ilustración de la cabecera: "El desván de la memoria" de José Manzanares, creador de sueños, artista plástico de Linares, Jaén, España.

Seguidores

lunes, 9 de diciembre de 2019

390. El vaso



Mis ojos velados                  




por negra mortaja,
te vislumbran allí,
clara, pura, lejana.
Todo en mí, clama por ti.
Mi boca, sin sus
preciosos efluvios,
te ansía con dolor.
Mi cuerpo, del que        
fluyen a borbotones
ríos purpúreos.
Mi vida se apaga,
sin el consuelo de llegar
a beber la gloria de tu agua.



jueves, 21 de noviembre de 2019

388. LAURA DEVETACH, LA CONSTRUCCIÓN DEL CAMINO LECTOR Y EL FOMENTO DE LA LECTURA


            Laura Devetach y su marido, Gustavo Roldán

"Laura Devetach señala que "entre los recursos más eficaces para el crecimiento del camino lector, tanto personal como grupal, están el reconocimiento del deseo de leer y la satisfacción de tal deseo a través  de los más variados textos. En especial los de ficción y poesía.
              Asimismo señala que uno de los recursos más eficaces para el crecimiento del camino lector - sea este individual o grupal - consiste en reconocer el deseo de leer y la satisfacción de dicho deseo en textos variados.
             La autora remarca la necesidad de "crear espacios de lectura para ampliar el mundo, descubrir y aceptar múltiples formas de decir las cosas, conocer más de nosotros mismos al tener un diálogo diferente con la cultura escrita, aprender a no quedarnos en la cáscara de la realidad".
             Lo que hacen la literatura y el arte es proponer universos complejos, muy ricos a los cuales se accede no sólo por la vía racional sino que también se hace a través del camino lector que se va construyendo. Gracias a los cuentos, poemas, diversas obras literarias a las que vamos accediendo en nuestra vida, nos posicionamos de una manera distinta en el mundo.
              Devetach destaca, además, la importancia de "respetar los silencios y ensimismamientos después de leer o escuchar un texto", y de tener una biblioteca variada en la comunidad, en la escuela, en la casa, o espacios en donde los adultos lean y hablen de lo que leyeron.


http://lamemoriayelsol.wordpress.com/

En :http://lamemoriayelsol.wordpress.com/

http://lidia05machuca.blogspot.com/2012/10/blog-post_23.html



lunes, 28 de octubre de 2019

387. Todo sobre el desenlace de tu historia: elementos claves, diferentes tipos y por qué es tan difícil escribir el final

Todo sobre el desenlace de tu historia: elementos claves, diferentes tipos y por qué es tan difícil escribir el final por Diana P. Morales

CONSEJOS MAESTROS / CONSEJOS PARA ESCRIBIR



El desenlace es una de las claves esenciales para que tu historia deje huella en quien la lee y por eso hay que trabajarlo muy bien. Explico aquí todos los elementos, claves imprescindibles a tener en cuenta y tipos de finales entre los que puedes elegir.

Medio mundo anda estos días debatiendo sobre el final de la mítica serie “Juego de tronos”  (no, no haré espoilers, tranquilidad)… y no es la única serie cuyo desenlace ha causado polémica: muchas/os recordamos el batacazo del final de Lost, y otros desenlaces polémicos como Los Soprano,  Cómo conocí a vuestra madre, Breaking Bad o incluso… ¡Los Serrano!. Además, a nivel personal, estos días he estado leyendo los relatos presentados al III Premio Ripley y algo que se repite año tras año y de nuevo se ha comentado entre los miembros del jurado  es  que el desenlace desmerece muchos relatos que empezaban con muy buen pie.

Escribir el final de tu historia es difícil.
No nos engañemos, es así. En parte porque es el último elemento de tu historia y puede elevarla a los cielos de la literatura y hacer que tus lectoras/es vuelvan a releerla una y otra vez, o puede suponer una gran decepción y que el libro o relato pierda muchos enteros.

4 Elementos a tener en cuenta para conseguir un gran final.
Voy a empezar antes que nada por cuatro elementos que son fundamentales para que un final se conciba como “bueno” en la mente de cualquier lector/a. Si alguno de estos elementos falla, ya de entrada nuestro desenlace va a cojear, así que es bueno tenerlas en cuenta.
¡Vamos allá!

1. Mantener el ritmo de la historia
Esta es una de las principales cuestiones que tenemos que tener en cuenta… y que más incumplimos. ¿Por qué? Simplemente porque tenemos muchas ganas de terminar y apresuramos el desenlace. Y nuestra historia, que hasta ese momento quizá ha tenido un tempo calmado, con muchos pequeños detalles, de repente sufre un acelerón al final y todo sucede de forma atropellada.

La persona que lee tu relato o novela desea degustar ese final bocado a bocado, con el mismo detalle y relax que el resto de tu historia, y no va a perdonar que de repente le niegues ese placer.


¡¡¡Paso, paso, que tengo que terminar esta novela HOY!!!
Puede haber muchas razones para que tengas que acabar la historia deprisa: se acerca la fecha límite de un premio o fecha de entrega de la editorial, o simplemente tienes ganas ya de terminar ese texto y empezar otro… En la medida de lo posible, evita ese acelere o ten en cuenta que el poso que dejará tu historia no será el mismo.

Este es uno de los fallos que más han achacado a la última temporada y el último episodio de Juego de Tronos. Una única escena de diez minutos, por ejemplo, para resolver el dilema más grande de toda la serie sencillamente nos sabe a poco, acostumbrados como estábamos a intrigas palaciegas, diálogos en los que entrever las intenciones de los diferentes personajes y largos viajes.

2. Mantener el tono de la historia
Lo mismo que el ritmo, si hacia el final cambiamos el tono de nuestra historia esto puede alterar la percepción del desenlace. Una historia cómica necesita un final cómico, lo mismo que una historia dramática pide un final con la misma cantidad de drama.

Si tu estilo tiende a lo lírico eso es lo que esperarán seguir viendo tus lectores en el desenlace de tu historia, y si tu narrador comienza siendo muy cínico, o justificas muy bien y de forma muy progresiva una evolución, o un giro en el tono al final puede hacer que nos llevemos un chasco (¿esto qué es?).

Una historia épica, caso de Juego de Tronos, pide a gritos un final épico (o trágico). Si en la segunda mitad del último episodio prima el sentido del humor, eso no ayuda a henchir nuestros corazones con el grandioso final de la serie épica por antonomasia del siglo XXI -por mucho que haya habido momentos humorísticos a lo largo de la serie.

3. Que los personajes culminen sus arcos
La persona que lee debe sentir que todo el “viaje” de nuestros personajes (sean o no protagonistas) ha servido de algo. Si al final son atropellados de casualidad por un autobús, por mucho que resulte similar a lo que pueda ocurrir en “la vida real”, es algo que nos dejará la sensación de que algo ha quedado incompleto.

Si el arco de la transformación que veíamos evolucionar no parece servir de forma decisiva a la trama, la sensación que nos dejará es de que la historia ha sido inútil, y esa es una de las cuestiones que, de nuevo, se está echando en cara al final de Juego de tronos con respecto a alguno de los personajes.

No sé qué más hacer con este personaje… Sayonara, baby
Lo mismo ocurre si el arco no se completa por alguna razón, produce la sensación de “emosido engañado”.

Un ejemplo de buen hacer en ese sentido puede ser el final de Breaking Bad (Atención, espoilers): Desde el primer capítulo se nos anuncia que Walter White va a morir. Esa es la razón para que emprenda su viaje personal y toda su transformación… es lo que sucede en el último segundo de la historia.

De  la transformación de tu personaje de novela hablo extensamente en este otro post de mi blog.

4. Que todo encaje / 
El desenlace es el momento en el que se deben recoger las pistas e indicios que hemos ido dejando a lo largo de la historia y se deben cerrar las incógnitas abiertas.


Lector cuando ha encajado todas las piezas de tu trama. ¡Revelación!
Si no se han sembrado bien -o directamente no se han sembrado- tu lector/a se puede sentir engañado. Es lo que sucedió claramente con el final de Lost (Perdidos): no se dio contestación a la mayoría de incógnitas abiertas durante la trama y decenas de indicios quedaron volando en el aire mientras se cerraba la narración en falso -tampoco los arcos de personajes se completaron ni sirvieron para nada relevante a la hora de resolver la trama. La prueba es que ese mismo final se hubiese podido dar al terminar la temporada dos… y hubiera tenido el mismo poso en el espectador/a.

Dar a nuestro lector/a, poco a poco, todas las piezas del puzle para que, al final, cuando se descubra la última, pueda contemplar la imagen completa en todo su esplendor es una de las sensaciones más maravillosas de la experiencia de leer (o de ver películas o series). Es como un orgasmo de la lectura, por buscar un símil; y seguro que sabes lo mal que sienta quedarte sin él.


Por qué escribir finales es lo más difícil de todo: 3 cuestiones clave
Lo tengo comprobadísimo en mis talleres:  me encuentro muchas historias exquisitamente escritas, con un punto de partida interesante, incluso original, y un buen desarrollo, de repente se desinflan como un globo cuando llega el desenlace. Todo lo que prometían queda en agua de borrajas.

Es algo que he comprobado también siendo jurado del Premio Ripley, por eso cada año (aunque nadie me haga caso) he insistido en las redes sociales en que podíais coger vuestros relatos enviados a la convocatoria anterior,  repasarlos y trabajarlos para volver a enviarlos.

Porque muchas veces no se trata de la redacción (aunque algunas sí 😉 ) y definitivamente la mayoría de las veces no es un problema de la idea de partida, sino de cómo la desarrollamos y de cómo le damos la puntada final -o de cómo no se la damos.

Si antes hemos visto los elementos para escribir un buen final, estos de aquí son, por un lado, los fallos más grandes que suelo encontrar, y, por otro, las claves para conseguir un final no ya bueno, grandioso.

1. ¿Sabes lo que quieres decir con tu historia?
Responder a esta pregunta, aparentemente sencilla, es algo que puede cambiar por completo la manera en la que te enfrentas al desenlace de tu historia.

Y es que, en mis talleres, lo que muchas veces me encuentro son autoras/es que empiezan a escribir una historia porque el punto de partida les ha parecido curioso o les ha hecho gracia… y nada más. El relato (o incluso la novela) no significa nada más para ellos que una interesante anécdota.


¿Habla mi historia sobre la victoria ante la adversidad o sobre el significado más profundo y enigmático de por qué estamos vivos? Humm
Y eso se nota. Se nota en la emoción (o la falta de emoción, más bien) que transmite el propio texto en sí.

Pero sobre todo se nota en que cuando llega la hora de concluir la historia no se sabe cómo acabar.

Cuando tienes claro qué es lo que quieres decir con tu historia -es decir, por qué es importante para ti, e incluso qué quieres transmitir con ella– es raro que esto suceda, porque el final (al menos el final a grandes rasgos) es imposible para ti que suceda de otra forma.

Un ejemplo: si estás escribiendo una historia sobre una pareja en la que uno de los miembros se enamora de otra persona y tienes claro que lo que quieres decir con tu historia es que el matrimonio es una institución caduca y el ser humano es monógamo en serie por naturaleza, gran parte de tu final ya estará decidido desde el inicio y ese matrimonio no va a sobrevivir -aunque aún tengas que decidir algunos detalles, como si la nueva relación prospera o no.

Si por el contrario se te ha ocurrido simplemente una anécdota curiosa, que tiene la capacidad de intrigar a tus lectores, pero tú mismo no sabes qué opinas sobre ese tema o por qué esa historia te llama la atención… probablemente escribir el final será una pesadilla en la que no sabrás qué hacer.

Hablo de todo esto en mi post: ¿Atascado/a a la mitad de tu historia? Soluciones aquí.

2. La sensación de que tu historia es un todo redondo
Otra de las sensaciones que se puede transmitir con el desenlace es que tu historia es un “todo”, pensado de principio a fin, y donde cada elemento tiene su porqué.

Esto se consigue con múltiples detalles que explico largamente en este artículo: Qué hace que un relato parezca “redondo” (sirve también para novelas u otras obras literarias).

Dos elementos con los que podemos jugar para conseguir ese efecto son:
-La regla de tres: el tres es un número mágico en literatura. Lo podemos usar de muchas maneras, pero dividir algo en tres o encadenar elementos de tres en tres nos da la sensación de que algo es completo, que no falta ni sobra nada. Es la percepción de nuestro cerebro. Aquí explico con detalle esa técnica y cómo usarla en literatura de muchas maneras para conseguir ese delicioso efecto: https://dianapmorales.com/2018/01/blog/la-magica-regla-de-tres-en-escritura/
-La repetición o los paralelismos. Jugar con elementos que se repiten -por supuesto, conscientemente- es también una buena táctica para conseguir que tu final parezca “redondo” y trabajado. En este artículo explico cinco formas de usar la repetición, aunque en el caso de los desenlaces nos interesa sobre todo la repetición de un elemento y la simetría argumental. https://dianapmorales.com/2018/07/blog/es-malo-repetirse-5-maneras-de-jugar-con-la-repeticion-en-tu-escritura/


3. El delicado equilibrio entre sorpresa y coherencia
Y quizá el aspecto más complejo de todos es la capacidad de mantener un equilibrio entre sorpresa y coherencia.

Ambos elementos son necesarios en un buen final: sin coherencia, tendremos un final deslabazado y engañoso, que va a decepcionar a los lectores. “¿Cómo hemos llegado aquí?”, se preguntarán. Pero, ojo: a un final que es todo coherencia pero no conlleva ninguna sorpresa también le falta algo fundamental: emoción.

Casi nunca vamos a poder mantener un equilibrio exacto al 50% entre estos dos elementos -y tampoco es necesario, en realidad. En cada desenlace, siempre primará uno de los dos elementos. La cuestión es intentar no quede muy desequilibrado: ese creo que es el mayor problema del desenlace de la serie “Juego de tronos”. Han tenido tanta intención de sorprender, que se han olvidado de preparar ese final para que, además, resultara coherente y satisfactorio. Lectores y espectadores sienten casi como una traición un desenlace así: “No me has dado los datos para que yo pudiera llegar a esa conclusión“.

Cómo lograr la sorpresa

Como ya he dejado un artículo completo respecto a ir preparando las pistas que creen esa coherencia en el desenlace, dejo aquí algunos elementos para conseguir la sorpresa:

-Dejando pistas e indicios falsos, a la par que verdaderos: Si en el artículo sobre la trama hablaba de ir dejando pistas para que, al final, todo encaje, igual de importante es crear “pistas falsas” (en inglés, “Red Herrings”): deben parecer reales y lógicas y deben distraer la atención de nuestro lector/a sobre la pista verdadera.
-Poniéndoselo muy difícil a tu protagonista: no hay nada más aburrido que una trama en la que el personaje protagonista lo tiene todo fácil; y si encima logra su objetivo, ahí tendremos un final demasiado obvio que no va a despertar ninguna emoción. Pónselo muy difícil, sobre todo al final, para que después, cuando consiga el objetivo, nos sintamos sorprendidos y encantados.
Por medio de un portal: la técnica de “portal en que, si el final es feliz, haces que justo antes le ocurra algo a tu protagonista para que parezca que no lo va a lograr (portal cerrado)… pero finalmente lo logra. Y al contrario: si el final es desgraciado o trágico, justo antes  puede suceder algo que haga creer al lector que tu protagonista lo va a conseguir (portal abierto).

Un par de ejemplos de películas:
Portal cerrado:Karate Kid”. Cuando parece que Daniel va a ganar la competición (pues ha vencido uno tras otro a todos los chicos de dojo Kobra Khan e incluso sale a competir después de que le hagan daño en la cadera intencionadamente consiguiendo algún punto), su contrincante le da un golpe en la zona herida haciéndole caer al suelo. Justo dos minutos antes del final. ¡Ostras, no puede ser, no lo va a lograr! Pero, por supuesto, ahí es cuando emplea el golpe de la grulla y consigue derrotar a su adversario.

Portal abierto: “Lo que el viento se llevó”. Scarlett O’Hara ha tenido que superar de todo: la guerra, la pobreza, la humillación, perder al amor de su vida frente a la sosaina de su prima Melania… y cuando consigue volver a levantarse, ser rica, estar casada con Rhett Butler, y tener una hija, pierde a esta en un accidente y, poco después, se separa de Rhett. Sin embargo, justo en los últimos minutos este reaparece y todo parece augurar una reconciliación cuando ella se da cuenta por fin -y así se lo confiesa- que siempre le ha querido. Reconciliación que no llega, pues es cuando él le contesta su famosa frase: “Francamente, querida, me importa un bledo”.

Así, esa técnica tan sencilla y fácil de aplicar, puede conseguir que nuestro final sea mucho más sorprendente y emocionante.

Tipos de desenlaces
Para que tengáis una idea de los diferentes tipos de opciones que tenéis a la hora de terminar una historia, describo aquí algunos tipos de desenlaces, los más frecuentes.

Según afecten al desarrollo de la historia:
-Desenlace cerrado: Es aquel en el que las incógnitas de la trama principal quedan respondidas, al menos en su mayoría. Sabemos cuál va a ser el futuro de nuestro personaje protagonista y si ha conseguido o no lo que deseaba. Por ejemplo, El Señor de los anillos y Orgullo y Prejuicio tienen desenlaces cerrados.
-Desenlace abierto: En este tipo de final alguna de las incógnitas de la trama queda sin respuesta. Puede ser porque quieres dejar la puerta abierta a una segunda parte de la historia (ejemplo: El imperio contraataca) o bien porque has dejado pistas para que tu lector/a interprete la historia y el final de tu protagonista libremente. Eso sí, debes dejar buenos indicios para que no parezca una “tomadura de pelo”, y que nadie piense que realmente no sabías cómo terminar la historia. Ejemplo: El cuento de la criada, de Margaret Atwood, tiene un final abierto. Otro final de serie que creó mucha polémica en su momento fue el de Los Soprano, ya que cortaba una escena a la mitad para que tú decidieras cuál sería el camino que tomaría el personaje.

-Desenlace circular: Es aquel en el que el personaje, después de haber vivido todo lo que ha vivido, regresa al mismo punto desde el que partió. La odisea, de Homero, podría ser un ejemplo, ya que Ulises parte de Ítaca y regresa a ese mismo lugar a seguir llevando la misma vida de antes.

-Desenlace en espiral: Lo llamo “en espiral”, porque una espiral pasa por el mismo punto, pero en un plano superior. Parece que todo es igual que al principio, pero no lo es. Tu protagonista regresa al mismo punto del que partió, pero algo ha cambiado dentro de él/ella (o en el ambiente). Un ejemplo puede ser El mago de Oz: Dorothy vive todas las aventuras en el país de Oz y vuelve, finalmente, a la misma casa de Oklahoma del inicio, pero algo ha cambiado, ella es más madura y, sobre todo, ha aprendido a valorar su hogar.

Según la emoción que provocan en la persona que lee:
-Final feliz: tu protagonista logra su objetivo y, a resultas de ello, es  más feliz que antes. Puede ser encontrar el trabajo o la pareja de sus sueños, o conseguir huir de alguien que quiere matarle… Suele transmitir un mensaje esperanzador y optimista sobre la vida.  Ejemplos de final feliz: Orgullo y prejuicio, Jane Eyre Películas: Cadena perpetua. Series: Friends, Parks and recreation, Big little lies.
-Final triste: tu personaje no logra su objetivo. A resultas de ello, su vida o su ánimo empeora. Ejemplos: Libros: Lo que el viento se llevó, Tokio Blues, El guardián entre el centeno. Series: Candy Candy, Seven seconds, Chernobyl. Películas: Buried, Lost in traslation.
-Final trágico: no solo es que tu personaje no consigue su objetivo sino que además ocurre algo terrible al final, por ejemplo, muere (o muere alguno de sus seres queridos). Ejemplos. Libros: Ana Karénina,  Cumbres borrascosas. Series: A dos metros bajo tierra, . Películas: Brokeback Mountain, Million dollar baby.
-Final agridulce: no es del todo feliz ni triste. O bien tu personaje no consigue su objetivo, pero sí algo similar que le da cierta esperanza (500 días juntos, La La Land, serie Cómo conocí a vuestra madre), o bien lo consigue, pero pierde algo importante por el camino (El señor de los anillos, Whiplash, El dios de las pequeñas cosas).

¿Es mejor un final feliz, uno triste…?

No es tan importante, tus lectores/as pueden disfrutar cualquiera de estos finales. Lo esencial es que sea redondo, prepararlo de forma que parezca el único final posible, en el que todas las piezas encajan, y además conlleve la emoción de incluir cierta sorpresa.




https://dianapmorales.com/2019/05/blog/todo-sobre-el-desenlace-de-tu-historia-elementos-claves-diferentes-tipos-y-por-que-es-tan-dificil-escribir-el-final/

miércoles, 23 de octubre de 2019

386. EMOCIONES


                                           

                                                    ¿Qué es la emoción?

Emoción es lo que se experimenta cuando un momento inédito, inexplicable, nos sorprende con algo inesperado, que conmueve en lo íntimo de nuestro  ser.
Es lo que sentí esa tarde, imbuida del sereno silencio que me rodeaba.
Acostumbraba en ocasiones hurgar en los anaqueles de la Biblioteca de mi ciudad, buscando lecturas en añejos libros, que me devolvieran a aquellos años de pioneros visionarios, que  acumularan en sus estantes tantos libros para la posteridad. Maravillas de la palabra escrita que nos legaron los fundadores.
Una tarde, en la quieta penumbra del cuarto, donde se resguardaban las obras más valiosas por su antigüedad de origen, de uno de esos volúmenes cayó al piso el  recorte de un diario, que alguien, iluminado, entre las hojas había guardado. En ese papel descubrí un tesoro para la memoria histórica de la ciudad. El recorte carecía de membrete y de fecha, lo que no hace fácil confirmar el relato. Pero lo transcribo como un pasado más que hace a la memoria histórica de la ciudad, resguardado por aquel soñador de entonces, que conmovió de esta manera mis emociones.

                                                           CAPÍTULO 19
                                    Sociedad Cooperativa General de Consumo Lda.
Con los mejores auspicios vio la luz en el pueblo de Morteros esta sociedad que debido a una iniciativa que podría haber sido feliz si turbios sucesos posteriores que siempre  han quedado en la ignorancia y la duda no hubieran llegado a provocar tres quiebras consecutivas arrastrando en ellas capitales y esperanzas de muchos honestos trabajadores para los cuales el recuerdo de la misma resulta una página ingrata e imborrable.
Sin embargo debemos reseñar por lo menos la feliz iniciación de la cooperativa que en el acto de su constitución contaba con 220 socios a partir de cuyo momento o sea en el año 1914 un progreso constante durante los primeros siete años no hacía ni soñar con su rápida decadencia última.
Así en el lapso de tiempo que apuntamos la utilidad líquida del primer año que había ascendido a $ 2.640,48, llegó en el balance  efectuado el  31 de mayo  de 1.921 al cubrir en este ejercicio una utilidad de $ 132, 698.
Durante este período la Sociedad había ido anexando varias  y útiles innovaciones entre las cuales debemos citar el engrandecimiento y embellecimiento del local, la compra de un terreno y construcción de un galpón cerca del ferrocarril que costó  $ 80.039,53, la apertura de una farmacia para la atención de la cual fue hecho venir especialmente al Señor Guillermo Valentini, primer farmacéutico diplomado que se estableció en  Morteros, la cual en la memoria que apuntamos arrojó una utilidad neta de $ 3.828,24 la apertura de una sucursal en la vecina localidad de  San Guillermo y además en el 2do. Ejercicio anexó el edificio social que estaba tasado en $33.101, 24.
El 1er. Concejo administrativo estuvo formado por los Srs. Ángel Daniele Presidente; Alfredo Lorenzati Gerente; Juan Bautista Mina Secretario; Rómulo M. Macini Director; José Sartori Tesorero; Santiago Bosio Síndico; Santiago Verzino Vicepresidente y Concejeros Jorge Gramaglia, José Gramaglia, José Muratore, Alfredo Sobrero, Andrea Peretti, Olindo Rocchiccioli, José  Rista, Bartolomé Sella, Pedro Mondino, Miguel Godino, Alfredo Bonansea, José Garnero, Antonio Abrate, Bautista Mottura y José Ambroggio.
                                                                                                                              Página51
Hasta aquí el escrito.
Las razones del abrupto final de la cooperativa quedan en la nebulosa. El recorte solo dejó la impronta de aquella labor cooperativa, pionera en un pueblo que se abría a la posteridad.
                                                                                                       Esperanza R. Chiapero

viernes, 18 de octubre de 2019

385. Dante...


El cielo en mis brazos,
lucero en mi alborada
y estrellita en mi anochecer.

Capullo de rosa,
que regaré con amor
aunque  tus espinas
me lastimen.

Torbellino de ternura,
 que me hará girar, girar
y dividirme en mil partes.
Rey y tirano,
 al que tendré que servir
con la sonrisa en los labios
y el corazón en la mano.
Flamita que hará arder y
florecer con renovados ímpetus
mis fuerzas.

Un millón de razones para mi existir… 
mi  ilusión, mi esperanza,
  un trozo de mi ser,
 mi comienzo y mi final.
Eres la vida misma.
                                                      ¡Eres, mi nieto!...


jueves, 17 de octubre de 2019

384. ALEJANDRÍA. Su Biblioteca - II parte


                                                         
                                                       

                                                              Ruinas de Alejandría

En 323 a. C. Alejandro Magno moría repentinamente dejando en el Oriente Medio un imperio extenso, pero sin consolidar. Los Generales que conformaban la hegemonía, se repartieron el territorio.
En 200 a. C. en Occidente, una disputa en el seno del reino Autocrático Romano, convertía a Italia en la nación de mayor poderío del Imperio. Su ejército invadía la provincia de Macedonia, que entonces pertenecía al reino Asiático de Oriente, usurpando el territorio, en abierto desafío a potencias que en Oriente había conquistado Alejandro Magno.
En 170 a. C. el ejército asirio del emperador Antíoco IV, intentando detener el avance romano, invadía y conquistaba Egipto, pero no conseguía doblegar a la culta ciudad helénica de Alejandría, que permanecía autónoma y enfrentaba a los árabes.
En Egipto, Antíoco IV, enfrentaría conflictos religiosos entre pueblos sojuzgados, que no cedían sus creencias. Hacía perseguir al judaísmo, pero para no ofender en demasía al mundo greco-romano, sellaba un acuerdo con el destituido faraón de Egipto, manteniéndolo en el trono, pero  sojuzgado a su gobierno. Sin embargo el faraón, al retirarse el invasor sirio a su reino, acordó nuevamente con Alejandría. Antíoco IV decidió entonces  volver a invadir el enclave y al  perderlo frente a Roma, se retiró abandonando el intento.
En 146 a. C. el ejército del Imperio Romano  conquistaba Anatolia y todo el Asia Menor. Los países del Oriente Próximo pasaron a ser provincias bajo el protectorado romano, con gobiernos soberanos.
A la Administración del gobierno de Alejandría, económicamente activa, le permitieron mantenerse autónoma del gobierno de Egipto, pero el comercio, en la ciudad, iba cayendo paulatinamente bajo la tutela de Roma y se deterioraba su economía.
Sin embargo, en el largo interregno del acontecer helénico que heredaría el Imperio de Occidente, obtendría de Grecia mucho más que un tesoro, su cultura, que al extenderse en sus dominios, en el tiempo cambiaría el pensamiento y la ciencia, de la sociedad europea y del mundo.
En 80 a. C. un motín en Roma contra el Imperio Único, erigiría Dictador Vitalicio a Julio Cesar, militar y político.  Con su ejército y en ejercicio de su autoridad, entraba en Egipto y privaba a las provincias de su autonomía de gobierno, al ponerlas bajo la soberanía de Roma.
En 51 a. C. los habitantes de la ciudad de Alejandría se resistían a la invasión  romana. Sin embargo, Roma, al contar con el apoyo de la comunidad judía,  lograba controlar la rebelión y ocupaba la ciudad.
En 45 a. C. la reina Cleopatra, litigaba el trono de Oriente con su medio hermano Ptolomeo XIII. Con el propósito de solicitar la intervención del Imperio para zanjar la situación, se dirigió a Roma y el entonces Rey Julio César, con quién mantuvo un romance del que nació un hijo, le otorgaba el reino de Egipto.
En 35 a. C. el trono de Roma se hallaba nuevamente en disputa cuando era asesinado el Rey Julio César. Octavio I se convertiría en el Primer Emperador de un nuevo reino, el Romano Unificado.
En 30 a. C. el trono romano aún no estaba consolidado. Marco Antonio, amante de Cleopatra, desde Egipto desafiaba al Emperador Octavio I. En la contienda, el ejército del Rey lo vencía. Marco Antonio se suicidaba y Cleopatra moría haciéndose picar por un áspid.
Las fuerzas del Imperio romano  iniciaban así un camino de conquistas. Entraba y sojuzgaba a la autónoma ciudad de Alejandría que continuaba siendo la sede del emporio de mayor influencia en la economía asiática, gracias a los ingresos que le dejaba el puerto. 
Roma la convertiría en un enclave más de una provincia romana, quitándole la preeminencia de ciudad más importante del país, al trasladar la capital al interior de Egipto.
Octavio I, para desalentar en Alejandría rebeliones internas y aislarla de Roma, y con ella aislar a todo el Oriente conquistado, dispuso que todo comerciante que llegaba de ultramar al puerto por negocios, a que en un local de Alejandría, cambiaran la moneda romana que traían por la moneda común que circulaba en Egipto. Estableció el lugar, como el único permitido para la transacción del dinero del país, en desmedro de las ciudades del interior. Todos los pueblos  perdían con las tasas de cambio. Situación que la expondría a la envidia de los sometidos.
Con un régimen jurídico y político propio, Alejandría independiente, seguía su camino, rivalizando culturalmente con Atenas.
El primer Banco de conversión de la moneda de la historia conocida, había nacido en Egipto.
OO Año bisagra en el mundo de Occidente.
En 25 d. C en Jerusalén, era crucificado el líder Jesús por proclamarse Rey de los judíos. De su martirio surgiría un culto, germen de enfrentamientos ecuménicos que agitarían los intereses de Roma, y rompería el acuerdo establecido con los judíos de Alejandría. 
En 37 d. C. las civilizaciones de la antigüedad,  rendían culto a dioses diferentes, según las creencias que en cada región se afianzaba, razón por la que, en Roma y en el Asia Menor, al introducirse el nuevo culto al judío Jesús, desencadenó una persecución religiosa que afectaría a sus adeptos. Tiberio, emperador que reverenciaba a los dioses antiguos, hacía expulsar a los judíos de Roma y perseguir en la ciudad a los conversos al cristianismo, que debieron buscar refugio en catacumbas para huir de la cacería.
En 61 d. C. en la antisemita Alejandría, llegaba Marcos, el primer apóstol que venía a predicar la fe cristiana.
En 68 d. C. en Roma, el emperador Nerón, auto-investido divino, mandaba martirizar a Marcos y lo hacía asesinar. Los cristianos eran perseguidos hasta la muerte. Preocupaba a Roma, la nueva creencia que se propagaba en el pueblo.
En 100 d. C. en Alejandría y en las costas del Nilo, no sucedía lo que en Occidente. Había cierta tolerancia hacia el nuevo culto a Jesús. Pero disensos graves dividían a judíos y árabes del norte de África y del Oriente Medio, a consecuencias del entredicho suscitado entre quienes creían que Jesús en su naturaleza era uno solo, divino y no humano, y los que consideraban al Hijo, de la misma sustancia pero inferior al Padre. Estos desencuentros recelaban al Imperio Romano y a la propia Alejandría, que rivalizaba con Roma.
En 115 d. C. los judíos de la ciudad de Alejandría,  en defensa de su culto, enfrentaban a la comunidad griega. La contienda provocó destrozos de importancia en gran parte de la ciudad. El ejército romano intervino restableciendo el orden y ordenando expropiar las posesiones de los judíos para reparar pérdidas, debiendo exiliarse el jefe de la rebelión.
Comenzaba, por la intolerancia religiosa, la destrucción del enclave alejandrino.
En 215 d. C. cien años después, era la comunidad griega de Alejandría la que intentaría rebelarse del poder de Roma. El ejército del Emperador Caracalla, luego de abortar la revuelta,  instigó a su tropa a la matanza de griegos y judíos, al tiempo que ordenaba un brutal saqueo a la ciudad, ejercido sin consideraciones.
En 275 d. C. poco tiempo después, Alejandría intentaría nuevamente liberarse de Roma. Las fuerzas del Emperador Aureliano al reprimir el motín, ordenaba destruir completamente el Museo y la Biblioteca, debiendo los sabios  griegos   refugiarse en el Templo del Dios Serapis. Según escritos que registra la historia, fue la contienda bélica que mayor destrucción provocó en el enclave madre de la cultura helénica: su Biblioteca.         
En 297 d. C. sin embargo Alejandría no aprendería de las lecciones perdidas al apoyar al invasor asirio Aquileo, autoproclamado Emperador, que enfrentando a Roma había ocupado Egipto. El ejército del romano Diocleciano lo vencería, y sólo después de ocho meses de asedio, lograba por fin entrar en Alejandría, que  se resistía a los romanos. La ciudad fue nuevamente  saqueada y destruidos millares de libros relacionados con la alquimia y las ciencias herméticas, ante el temor de que esos escritos, incentivaran el deseo de recuperar contenidos que modificarían la conducta de los ciudadanos.    
 En 312 D. C. la efervescencia religiosa en occidente, se iba extendiendo en las ciudades de los países aliados de Roma.
Con el fin de serenar disputas internas, el Emperador Teodosio I,  autorizaba y protegía el culto del cristianismo ortodoxo como una religión más, que se reverenciaba en el reino.
Las fronteras del extenso Imperio se hacían imposibles de proteger, y estaban amenazadas por fundos enemigos que intentaban recuperar sus posesiones.
El Imperio se volvía ingobernable y para su control Teodosio I lo dividió en dos. Entregó a su hijo Arcadio, la custodia del reino Romano de Occidente y a Honorio, su otro hijo, el Romano de Oriente. Este último enclave era el más amenazado, porque ejércitos bárbaros y avanzadas de Persia, con milenios transcurridos de presencia en el lugar, intentaban reconquistar los territorios perdidos.
En 325 d. C. un devastador terremoto sumergía en las aguas parte de la ciudad de Alejandría, incluyendo el Bruchión, enclave del Templo de Serapis, el Dios protector de la ciudad y de su Biblioteca menor.
Cataclismo que en las costas de Alejandría, hizo que una ola gigantesca, un tsunami, devastara grandes franjas costeras, al punto que embarcaciones fueron depositadas sobre los tejados de las casas, muy distantes de la orilla.
Los eruditos consideran que fue el evento que borró de la tierra las ruinas de la histórica Biblioteca de Alejandría.
En 380 d. C. el Emperador de Roma, Teodosio el Grande, declaraba al Cristianismo Ortodoxo que llegaba de Oriente, como la única religión legítima en todo el Imperio y ordenaba combatir al resto de los cultos.
Enviaba a Alejandría al Patriarca Ortodoxo Teófilo, con la orden de destruir los templos de los Ptolomeos, al considerarlos propulsores de culturas  paganas, y que se los demoliera hasta los cimientos.
Envió prefectos a Siria, Egipto y  Asia menor, con la orden de disolver todo apoyo a cultos paganos, al tiempo que prohibía en todo el reino, el sacrificio de sangre.
El profeta Teófilo mandaba destruir a la ya decadente ciudad de Delfos, al considerar a su Oráculo, propulsor del paganismo al tiempo que prohibía los juegos Olímpicos, en la convicción de que se realizaban como tributo a dioses paganos. 
El Emperador Teodosio el Grande, retiraba así el apoyo de Roma a los cultos tradicionales, venerados desde lo arcano de la historia.
Los Emperadores del imperio romano eran proclamados Dioses, en la cultura del Cristianismo Ortodoxo.
Pero en Oriente, el cismo por la  tercera persona del  divino Jesús, continuaba dividiendo religiones.
En 553 d. C. desde Roma, el emperador Constantino I, ante disidencias con Oriente por el poder religioso, establecía un nuevo culto oficial para Occidente, una nueva religión: la Católica Apostólica Romana.
En la discusión por la supremacía de ideas que sostenía con los sabios de Alejandría, por la naturaleza del mártir Jesús, declaraba herética a la religión ortodoxa de Oriente, y mandaba  combatir a quienes ya habían comenzado a erigir sus propias iglesias, separados del resto de los cristianos.
En 642 d. C. los musulmanes, después de conquistar Jerusalén, habían invadido Egipto en abierto desafío al poder de Roma, ganando la contienda y luego de catorce meses de asedio, lograba por fin entrar y doblegar a la ciudad de Alejandría, que seguía siendo una de las mayores metrópolis mediterráneas en el momento de la conquista musulmana.
Los árabes, para evitar que  sueños de reconquista permanecieran latentes en la mente de griegos ortodoxos, destruyeron por completo la ciudad y mandaron levantarla en otro sitio. Ordenaron la quema de millares de libros de la biblioteca primitiva que aún existían, perdiéndose así todo rastro de ella y terminando con casi mil años de pertenencia de Alejandría, al mundo greco-latino.
Después de más de novecientos años de lucha, los árabes habían recuperado el enclave oriental, perdido en manos de Alejandro Magno.
Para entonces, la famosa Biblioteca de Alejandría, ya había dejado de existir tal como había sido conocida, víctima de civilizaciones en pugna, de intransigencias religiosas y desastres naturales.
Alejandría ciudad, perdería su importancia, oscurecida por Constantinopla, hoy Estambul.



383. ¿Qué es la distancia?


¡Yo acá, tú allá!
¿Qué nos separa?
El espacio intangible
de interminables noches.

Montañas infranqueables,
valles,  ríos susurrantes.
Villas y aldeas en
idílica comunión.
Ciudades y urbes
en estrepitoso hacer.
Caminos, carreteras
en persistente ebullición.
Entre tú y yo, “el amor”.

La distancia…
una quimérica ilusión.





382. El vaso

Mis ojos velados
por negra mortaja,
te vislumbran allí,
clara, pura, lejana.
Todo en mí, clama por ti.

Mi boca, sin sus
preciosos efluvios,
te ansía con dolor.
Mi cuerpo, del que
fluyen a borbotones
ríos purpúreos.

Mi vida se apaga,
sin el consuelo de llegar
a beber la gloria de tu agua.





jueves, 10 de octubre de 2019

381. Clichés en la ficción: cuándo evitarlos y cuándo emplearlos



Se dice que estamos ante un cliché cuando lo que se nos muestra es una idea trillada, que se ha empleado con demasiada frecuencia y que ya no sorprende a nadie.

Chef francés típico, ilustración de Vectorcharacters

A la hora de escribir, tanto en narración como en guión, hay principalmente tres lugares donde podemos encontrarnos con clichés: en las metáforas, en los personajes y en las tramas.


Metáforas

Con frecuencia, para describir y ambientar, recurrimos a las metáforas. Nada como una buena comparación para que el lector se forme una imagen más exacta de lo que queremos contarle.

Esto no es una tarea sencilla porque la imagen que creamos tiene que resultar original y, al mismo tiempo, natural. Las comparaciones tienen que formarse en la cabeza del lector de un golpe, sin que haya que pararse a reflexionar sobre ellas. Hacen las veces de descripción, tienen que servir para que el lector comprenda lo que queremos contarle pero sin resultar tan enrevesadas que le hagan salir de la historia.

Por otro lado, si recurrimos a clichés (por ejemplo: «su sonrisa me deslumbró. Tenía los dientes como perlas»), aunque el lector comprenda lo que queremos decirle, la expresión está tan manida que no le estamos mostrando la sonrisa, sino que se la estamos contando. Y ya sabéis que la principal regla a la hora de escribir es “muestra, no cuentes”.

Personajes

Para analizar los clichés en este punto, tenemos que distinguir entre dos tipos de personaje: arquetipos y estereotipos:

Los arquetipos son patrones, modelos básicos de caracterización a partir de los cuales construir personajes más profundos que tienen la cualidad de poder viajar de cultura en cultura sin perder su fuerza.

Hércules es un arquetipo, así como el Quijote o Luke Skywalker. La guerra de las galaxias está llena de arquetipos. También El señor de los anillos: Frodo, Sam, Aragon, Faramir, Eowin… Todos ellos se basan en un arquetipo que se ha perfilado para añadirle peculiaridades que los hace únicos, pero sus motivaciones y el modelo sobre el que se han construido son universales, por eso funcionan en culturas tan distintas.

Los personajes estereotipo (a modo de ejemplo, creo que puede servirnos la imagen del post) son planos y llenos de tópicos. No aportan nada. Tal y como los describe Robert McKee en su libro El guión: «los estereotipos carecen tanto de contenido como de forma. Se reducen a una experiencia limitada de una cultura concreta disfrazada con generalidades».

Ojo: en ocasiones, si tomamos un arquetipo muy conocido y lo escribimos tal cual, corremos el riesgo de convertirlo en un cliché, a no ser que lo que pretendamos sea, precisamente, aprovechar la fama de ese personaje para reescribirlo y crear un paralelismo en otra época u otro contexto.

Tramas

Es tal vez el punto más peliagudo a la hora de evitar los clichés, porque no es nada fácil saber cuándo estamos siendo originales. Aquí habrá que tirar un poco de autocrítica e intuición, pero es mejor huir de ellos. No se trata de tener que rizar el rizo siempre, pero sí evitar las tramas tópicas porque serán previsibles para el lector.

Por ejemplo, el pasado fin de semana emitieron por televisión The italian job (la versión moderna del año 2003), una película llena de clichés y lugares comunes.

Uno de ellos: un personaje tiene el mismo trabajo que su padre fallecido (con el que tuvo una relación complicada) pero, mientras su padre era de la vieja escuela, este personaje lo realiza siguiendo las normas. Al final, cómo no, el personaje se encuentra en una situación que le obliga a recurrir a las técnicas de su padre y, metafóricamente, a reconciliarse con él… Un topicazo que se ve venir desde la primera mención que hacen sobre el tema.

Si no se manejan bien estos clichés en las tramas, lo que acaba pasando es que el lector ve a la legua lo que va a ocurrir, se aburre, se cansa y deja de leer. ¡Lo peor que nos puede pasar como escritores! :S

Cuándo SÍ podemos recurrir a los clichés

Ahora que hemos visto dónde es más fácil que caigamos en ellos y hemos de intentar evitarlos, veamos los momentos en los que sí tienen cabida los clichés:

1. Primer borrador: cuando escribimos el primer borrador de nuestro texto, lo mejor que podemos hacer es no obsesionarnos con los clichés, al menos con los clichés en las metáforas. Los clichés en las tramas y en los personajes deberíamos haberlos evitado ya en la fase de planificación del texto.

Si nos paramos demasiado a crear originales descripciones durante la primera versión, no avanzaremos. Es el momento de escribir. Si tienes que poner “dientes como perlas”, ponlo. Ya habrá tiempo para corregir y revisar esas cosas más adelante.

2. Diálogo: no siempre, claro está, pero a veces podemos dejar que se nos cuele un cliché en los diálogos. La gente habla así, recurre a refranes y expresiones conocidas; no todos los personajes pueden ser tan ocurrentes. De vez en cuando, podemos emplear clichés para los diálogos de un personaje para hacerlo más simple, más común.

No sé a vosotros, pero a mí me molesta muchísimo cuando me encuentro una historia donde todos los personajes de todos los diálogos tienen réplicas fantásticas y originales. No me lo creo. Y le resta peso a otros momentos de la historia.

Por ejemplo, en la película El sueño eterno los momentos que más disfruto son los diálogos entre Vivian (Lauren Bacall) y Marlow (Humphrey Bogart). Además de la química entre ellos, ambos personajes son ingeniosos y se retan a través de los diálogos, es un duelo. Pero las conversaciones que mantienen con el resto de los personajes no tienen este nivel, lo cual las hace creíbles y le da mayor importancia a la relación entre ellos dos.

3. Comedia y parodia: un género en el que funcionan bien es en el humorístico. Pero también aquí es fácil caer en los tópicos y no hacer gracia. Cuando recurrimos a los clichés como chiste ha de ser para darles otra vuelta de tuerca, para tomarlos como base y añadirles elementos nuevos que los hagan originales y divertidos. Nada fácil, lo sé. Pero si no hay reto, ¿dónde está la gracia?

4. Trama: al igual que en el punto anterior, podemos recurrir a los clichés siempre y cuando partamos de ellos para luego darles un giro sorprendente. Se trata de aprovechar el hecho de que el lector cree que sabe lo que va a ocurrir porque lo ha visto antes y, cuando menos se lo espera, se rompe el tópico y pasa otra cosa.

Eso sí, ojito con este juego porque corremos dos peligros:

Por un lado, el giro no puede ser gratuito, sino que tiene que estar justificado y tener sentido una vez que se desvela.

Por otro, hay que añadir otros elementos que mantengan al lector enganchado y con interés por la historia. Si el lector cree que sabe lo que va a ocurrir y no hay nada más que le retenga leyendo, es posible que se aburra y deje la lectura.

Bueno, y hasta aquí estas reflexiones sobre los clichés. ¿Qué os han parecido? ¿Estáis de acuerdo? ¿Se os ocurren otros sitios donde debamos evitarlos o podamos usarlos?


https://www.literautas.com/es/blog/post-3553/cliches-en-la-ficcion-cuando-evitarlos-y-cuando-emplearlos/



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...