¡BIENVENIDOS AL BLOG DEL TALLER LITERARIO DESPERTARES!

Bienvenidos al blog del TALLER LITERARIO DESPERTARES de la Biblioteca Popular "Cultura y Progreso" de Morteros, Córdoba, República Argentina.

Este blog se inicia el 14 de junio de 2011 para publicar los trabajos de los participantes del taller, que funciona en la Biblioteca Popular "Cultura y Progreso".

Ilustración de la cabecera: "El desván de la memoria" de José Manzanares, creador de sueños, artista plástico de Linares, Jaén, España.

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miércoles, 26 de julio de 2017

307. Preguntas poéticas



¿Cómo duermen las estrellas cuando aparece el sol? ¿Quién les corre el cortinado?

¿Quién pintó el tiempo con el color oro?

¿Por qué no vemos los cántaros que se derraman en el cielo?

martes, 25 de julio de 2017

306. PRÓLOGO DE OCTAVIO PAZ DEL LIBRO "ÁRBOL DE DIANA" DE A. PIZARNIK



ÁRBOL DE DIANA de Alejandra Pizarnik

Prólogo


Árbol de Diana de Alejandra Pizarnik. (Quím.): cristalización verbal por amalgama de insomnio pasional y lucidez meridiana en una disolución de realidad sometida a las más altas temperaturas. El producto no contiene una sola partícula de mentira. (Bot.): el árbol de Diana es transparente y no da sombra. Tiene luz propia, centelleante y breve. Nace en las tierras resecas de América. La hostilidad del clima, la inclemencia de los discursos y la gritería, la opacidad general de las especies pensantes, sus vecinas, por un fenómeno de compensación bien conocido, estimulan las propiedades luminosas de esta planta. No tiene raíces; el tallo es un cono de luz ligeramente obsesiva; las hojas son pequeñas, cubiertas por cuatro o cinco líneas de escritura fosforescente, pecíolo elegante y agresivo, márgenes dentadas; las flores son diáfanas, separadas las femeninas de las masculinas, las primeras axilares, casi sonámbulas y solitarias, las segundas en espigas, espoletas y, más raras veces, púas. (Mit. y Etnogr.): los antiguos creían que el arco de la diosa era una rama desgajada del árbol de Diana. La cicatriz del tronco era considerada como el sexo (femenino) del cosmos. Quizá se trata de una higuera mítica (la savia de las ramas tiernas es lechosa, lunar). El mito alude posiblemente a un sacrificio por desmembración: un adolescente (¿hombre o mujer?) era descuartizado cada luna nueva, para estimular la reproducción de las imágenes en la boca de la profetisa (arquetipo de la unión de los mundos inferiores y superiores). El árbol de Diana es uno de los atributos masculinos de la deidad femenina. Algunos ven en esto una confirmación suplementaria del origen hermafrodita de la materia gris y, acaso, de todas las materias; otros deducen que es un caso de expropiación de la sustancia masculina solar: el rito sería sólo una ceremonia de mutilación mágica del rayo primordial. En el estado actual de nuestros conocimientos es imposible decidirse por cualquiera de estas dos hipótesis. Señalemos, sin embargo, que los participantes comían después carbones incandescentes, costumbre que perdura hasta nuestros días. (Blas.): escudo de armas parlantes. (Fís.): durante mucho tiempo se negó la realidad física del árbol de Diana. En efecto, debido a su extraordinaria transparencia, pocos pueden verlo. Soledad, concentración y un afinamiento general de la sensibilidad son requisitos indispensables para la visión. Algunas personas, con reputación de inteligencia, se quejan de que, a pesar de su preparación, no ven nada . Para disipar su error, basta recordar que el árbol de Diana no es un cuerpo que se pueda ver: es un objeto (animado) que nos deja ver más allá, un instrumento natural de visión. Por lo demás, una pequeña prueba de crítica experimental desvanecerá, efectiva y definitivamente , los prejuicios de la ilustración contemporánea: colocado frente al sol, el árbol de Diana refleja sus rayos y los reúne en un foco central llamado poema, que produce un calor luminoso capaz de quemar, fundir y hasta volatilizar a los incrédulos. Se recomienda esta prueba a los críticos literarios de nuestra lengua.

Octavio Paz París, Abril de 1962
                                                                     

                                                    Alejandra Pizarnik

       de “Árbol de Diana” fue publicado por primera vez en 1962.

miércoles, 19 de julio de 2017

305. LOS CÁTAROS / Una religión muerta

                                   

Una religión muerta

Herederos de doctrinas gestadas en la evolución de los tiempos, los cátaros, palabra de etimología griega que quiere decir “puros”, hicieron valer su presencia en el Languedoc, sur de Francia, en el transcurrir del primer milenio D. C.
Región independiente que adquirió importancia cuando quienes la habitaban, al hacer uso de los recursos naturales con que contaban, crearon un activo comercio y una sobresaliente calidad en el trabajo de su artesanía, apreciada por culturas foráneas que llegaban de las rutas del comercio. Se presume que los esenios formaron parte de esa comunidad, cuando en el año I D. C. debieron abandonar Jerusalén.
En lo espiritual era una forma de religión al estilo de los primeros católicos, sostenida en el tiempo, en tanto que en el cristianismo romano y el ortodoxo griego se iban relajando las costumbres morales.
Sabiduría primigenia que provenía de doctrinas de Egipto, Caldea y Grecia, y que ayudaba al hombre a liberarse de la esclavitud de los deseos del cuerpo, en su lucha continua entre el Bien y el Mal.
En las jerarquías para la administración del territorio, los obispos católicos del Languedoc debían comprometerse a no caer nunca en pecado y se los  nominaba “Perfectos” y, veganos convencidos, no consumían ningún producto derivado de animales, siendo más liberales con la voluntad del resto de sus adeptos.
Conservaron en su estilo de vida, leyes de esencia romana que en el tiempo fueron reformando. Hicieron desaparecer la servidumbre y le otorgaron a la mujer cátara un lugar en la sociedad, donde gozaba de los mismos derechos que el hombre. Reverentes de María Magdalena, la que acompañó a Jesús en vida, elevaron su recuerdo a los altares. Sostenían que la igualdad en el valor de una persona, radicaba en sus méritos y no en su cuna de origen.
Su convivencia con otras culturas los llevó a crear la primera Universidad de la historia, donde cohabitaban cristianos, árabes y judíos: la Universidad de Montpellier, pionera en el arte de la medicina, cuando la Iglesia Católica de entonces, imponía restricciones para el estudio del cuerpo humano.
Las innovaciones en sus costumbres sociales, generaron un estilo de vida molesto de tolerar por las altas jerarquías políticas y eclesiásticas europeas, de donde emanaban las leyes, que vieron peligrar sus status.
A finales del siglo XII y principio del XIII la región católica del Languedoc fue considerada en herejía por la iglesia de Roma, enviando a su ejército a la Cuarta Cruzada, una lucha abierta contra los sacerdotes y adeptos cátaros.
En una de esas escaramuzas, en el año 1209, el invasor Amalric ante la incapacidad de separar a los católicos de los cátaros, de los alrededor de 5 mil a 6 mil personas que se habían refugiado en la iglesia de Santa Magdalena, ordenó se los matara a todos pronunciando el célebre apotegma “Matadlos a todos que Dios reconocerá a los suyos”.
Hacia 1320 la mayoría de los líderes cátaros habían sido quemados por herejes y el catarismo jamás fue capaz de recuperarse.
Con el tiempo, otra doctrina contestataria, la luterana, tuvo la fuerza de separase de Roma, cosa que no sucedió con el movimiento cátaro que se convirtió en una religión muerta.

sábado, 15 de julio de 2017

304. ARENAS MOVEDIZAS

                           


En absoluto imaginé que un día, terminaría atrapado en la encrucijada de los sentimientos. Hallarme en esta situación ¡Nunca!
Mi vida transcurrió en un hogar donde la premisa era el orden y el respeto a las normas morales de convivencia. Considero haber salido airoso de los avatares a los que me enfrentó la vida.
En la infancia lidié con dos hermanos, por quienes siento un cariño inquebrantable. Yo era el menor de los tres vástagos.
Pero, de la adolescencia guardo en la memoria la frustración del primer amor, que caló muy hondo.
Yo amaba a Lisette ¡y cuánto! Era el éxtasis de la vida cuando ella me miraba y sonreía.
Compartíamos con amigos juegos y bailes. Ella era bonita y lo sabía. Pero en el grupo, ¡también estaba Franco! buen mozo y adinerado.
Sin embargo… Lisette estaba conmigo.
La acompañé a festejos. A danzantes que dejaban buenos dividendos para el viaje de estudio y por fin, llegó el último año del secundario, que fue una gloria.
Pero, imprevistamente, todo cambió en la universidad y a través de Franco descubrí la garra de la infelicidad que estruja el sentimiento. Dicen que son inentendibles las razones del corazón. Sufrí como un condenado y con el tiempo superé el trance. Me enamoré de otra mujer con quien me casé y me dio hijos. La quiero y la respeto.
Lisette y Franco se habían ido del entorno y de mi vida. 
Pero Lisette… hoy ha vuelto a caminar por las calles de mi ciudad, divorciada y solitaria. Hermosa como siempre y mi corazón se acelera cuando la veo pasar. 
Y vuelve a sonreírme… y me estremezco de placer y tiemblo.
Hermosa Lisette: mi vida estaba ordenada… ¿qué hago con las arenas movedizas que reptan ahora bajo mi piel?...

303. FILISTEOS o PALESTINOS

                                                     FILISTEOS o PALESTINOS


Según el politólogo y profesor Samuel Huntington, estamos inmersos en el proceso de un “choque de civilizaciones” En su tesis ahonda en la historia anterior a Cristo, donde aparecen las sociedades de cuatro civilizaciones: la árabe, la judía, la asiria y la indoeuropea, con suficientes evidencias escritas que iluminan sus lugares de origen.
En la cuna de las tres primeras de las civilizaciones, en un momento determinado de la historia, del que no existen testimonios escritos de cuándo, llegaron intrusos, una etnia de procedencia aún hoy sin identificar, que fue integrándose a los congéneres de las distintas comunidades. Suponen algunos que procedían de Creta, o del mar Egeo, o del Asia Menor. Otros, los emparentan con la Atlántida, el continente perdido: ellos… eran los filisteos.
En la fonética de cómo los llamaron entonces, su pronunciación en griego dio origen a la palabra “filisteos”, en latín “palestinos” y en egipcio “peleset”  muy parecido a “palestino” y que quería decir “llegados del mar”.
Con el correr de los siglos y por el progreso y los conocimientos que traían del uso del hierro, se fueron expandiendo conquistando aldeas y ciudades y conformando un imperio de grandes pentápolis.
Sus hazañas, aparecen escritas por primera vez, en textos egipcios del año 1208 a. c. En el 732 a. c. los asirios, que ya habían aprendido el uso del hierro, los vencieron en varios frentes y los filisteos se retiraron a su pentápolis de la región de Canaán en la Franja de Gaza, e intentaron seguir expandiéndose, avanzando sobre el reino de Judea, y desafiando al jefe, el rey David. El historiador Josefo, los nombra en la Biblia como enemigos de los judíos.
Llegado al año 200 a. c. aproximado, el sucesor de David del momento los vence definitivamente y así, a su presencia y significado como pueblo, en un texto escrito de la historia, se los nombra por última vez, desapareciendo e integrados al reino davídico.
Y comienza otra parte de la historia para, en más, los olvidados y denostados filisteos, cuando llega el Año 1 D. C.
El equilibrio logrado entre romanos y judíos luego de la muerte de Jesús se rompió a partir del año 70 D. C.  El emperador romano del momento, Tito, saqueó Jerusalén e incendió el templo judío. Desvalijando 50 ciudades y 985 aldeas, donde perecieron 580.000 judíos.
Pero la etnia judía-filistea, continuó con sus luchas y reclamos y alrededor del año 200 D. C. Adriano, emperador romano de turno, le prohibió a los hebreos el ingreso a la mítica Jerusalén y unificó y nominó a las provincias de Siria y Egipto, entonces en poder de Roma,  como una nueva patria llamándola “Palestina”, que en el idioma griego quería decir “filisteos”.
A la luz del crisol de esta historia, me atrevo a expresar una opinión… desde la etnia europea y romana de entonces, la razón de llamarla así… ¿fue un homenaje a aquellos borrados filisteos, de los que aún no sabemos con certeza de dónde procedían?... ¿O fue un intento de unir a esas sociedades antiguas, unidad a la que se deben todavía las generaciones posteriores?...
Porque la lucha de entonces por ocupar  la Jerusalén que todos  reclamaban, porque todos se sentían palestinos, es una lucha, que entre las naciones aún no ha concluido.

jueves, 13 de julio de 2017

302. El colapso de las abejas


EL COLAPSO DE LAS ABEJAS
“Si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”. Esta frase fue enunciada por Albert Einstein hace más de seis décadas y desde los primeros años de este siglo esta afirmación visionaria, comenzó a convertirse en una realidad, despertando la alarma de científicos y apicultores en todo el planeta.
Desde el año 1976 al 2006, se observó en todo el planeta una dramática reducción de la población de abejas salvajes y una disminución gradual en las colmenas mantenidas por los apicultores.
Se han planteado diversas hipótesis explicativas, pero ninguna ha sido completamente satisfactoria. Muchas autoridades científicas que estudian el fenómeno atribuyen el problema a factores vivos, tales como los ácaros Varroa (parásito externo de algunas especies de abejas) y algunas enfermedades transmitidas a los insectos. Otras causas se relacionan con el cambio en el medio ambiente como una mala nutrición de las abejas o el uso indiscriminado de pesticidas. Algunas especulaciones culpan a la radiación de teléfonos celulares o a cultivos que han sido modificados genéticamente para ser resistentes a plagas, ambas hipótesis no poseen respaldos científicos sólidos que las avalen. El panorama no está muy claro, por ello se ha llegado a declarar que no necesariamente es una causa en particular, sino que el fenómeno es multifactorial.
El colapso de las abejas se ha dado en los países grandes productores de miel, en porcentajes que oscilan entre un 35% y 80%, dependiendo de las zonas donde están ubicadas. Argentina, considerada el “surtidor mundial” de miel, sufrió una baja de más del 27%, cifra que se acrecentó muchísimo en los dos últimos años, debido a inundaciones en provincias grandes productoras como La Pampa, Buenos Aires y Entre Ríos.
Con la desaparición de las abejas no sólo se tiene repercusiones en la producción de miel, sino que se plantea un complejo escenario en el desarrollo agrícola y particularmente en la actividad frutícola, hortícola y de producción de semillas, que se sustentan en buena medida en la actividad polinizadora de las abejas.
El rol polinizador de las abejas contribuye directamente a la preservación de especies vegetales silvestres, flora nativa, que es el pilar de la biodiversidad vegetal. Con la ausencia de abejas, desaparecería la polinización –indispensable para el ciclo reproductivo de las plantas- y eso, inevitablemente, llevaría a la extinción de muchas especies vegetales, alterándose la cadena alimenticia, llevando así a la muerte algunas especies animales y, posteriormente, a una alteración irreversible de los ecosistemas.

Para poder hallar una solución a la masiva desaparición de las abejas, se debe establecer con certeza las causas del fenómeno, y así dar el paso de generar una solución razonable y efectiva. La caída abismal de la población de abejas en el mundo, es un hecho, y ahora más que nunca las palabras con que comienza este artículo hacen eco en las mentes de los científicos que, aunque no se reconocen partidarios de un escenario tan funesto como el propuesto por Einstein, saben que la intervención del hombre en la Tierra ha desencadenado procesos que, hasta el momento permanecen como irreversibles. Hoy, el tiempo corre en contra para nosotros y las abejas continúan desapareciendo.

martes, 11 de julio de 2017

301. Abro mis manos…





Abro mis manos y las palabras
brincan presurosas, se engarzan
y fluyen hacia las almas.
Con letras cadenciosas  en las baladas,
trinos melodiosos en los cantos,
duras espadas en las demandas,
susurros angelicales en las nanas, 
trémulas y enamoradas en las serenatas.
Abro mis manos, y ahí descansan.

                          





 



300. DISCURSO DE SAINT-JOHN PERSE (1887-1975) PARA RECIBIR EL PREMIO NOBEL – 10 de dic. 1960



He aceptado para la poesía el homenaje que aquí se le rinde, y tengo prisa por restituírselo.
La poesía no recibe honores a menudo. Pareciera que la disociación entre la obra poética y la actividad de una sociedad sometida a las servidumbres materiales fuera en aumento. Apartamiento aceptado, pero no perseguido por el poeta, y que existiría también para el sabio si no mediasen las aplicaciones prácticas de la ciencia.
Pero ya se trate del sabio o del poeta, lo que aquí pretende honrarse es el pensamiento desinteresado. Que aquí, por lo menos, no sean ya considerados como hermanos enemigos, Pues ambos se plantean idéntico interrogante, al borde de un común abismo; y sólo los modos de investigación difieren.
Cuando consideramos el drama de la ciencia moderna que descubre sus límites racionales hasta en lo absoluto matemático; cuando vemos, en la física, que dos grandes doctrinas fundamentales plantean, una, un principio general de relatividad, otra, un principio “cuántico” de incertidumbre y de indeterminismo que limitaría para siempre la exactitud misma de las medidas físicas; cuando hemos oído que el más grande innovador científico de este siglo, iniciador de la cosmología moderna y garante de la más vasta síntesis intelectual en términos de ecuaciones, invocaba la intuición para que socorriese a lo racional y proclamaba que “la imaginación es el verdadero terreno de la germinación científica”, y hasta reclamaba para el científico los beneficios de una verdadera “visión artística”, ¿no tenemos derecho a considerar que el instrumento poético es tan legítimo como el instrumento lógico?
 En verdad, toda creación del espíritu es, ante todo, “poética”, en el sentido propio de la palabra. Y en la equivalencia de las formas sensibles y espirituales, inicialmente se ejerce una misma función para la empresa del sabio y para la del poeta. Entre el pensamiento discursivo y la elipse poética, ¿cuál de los dos va o viene de más lejos? Y de esa noche original en que andan a tientas dos ciegos de nacimiento, el uno equipado con el instrumental científico, el otro asistido solamente por las fulguraciones de la intuición. ¿Cuál es el que sale a flote más pronto y más cargado de breve fosforescencia? Poco importa la respuesta. El misterio es común. Y la gran aventura del espíritu poético no es inferior en nada a las grandes entradas dramáticas de la ciencia moderna. Algunos astrónomos han podido perder el juicio ante la teoría de un universo en expansión; no hay menos expansión en el infinito moral del hombre: ese universo. Por lejos que la ciencia haga retroceder sus fronteras, en toda la extensión del arco de esas fronteras se oirá correr todavía la jauría cazadora del poeta. Pues si la poesía no es, como se ha dicho, “lo real absoluto”, es por cierto la codicia más cercana y la más cercana aprehensión en ese límite extremo de complicidad en que lo real en el poema parece informarse a sí mismo.
Por el pensamiento analógico y simbólico, por la iluminación lejana de la imagen mediadora y por el juego de sus correspondencias, en miles de cadenas de reacciones y de asociaciones extrañas, merced, finalmente, a un lenguaje al que se trasmite el movimiento mismo del ser, el poeta se inviste de una superrealidad que no puede ser la de la ciencia. ¿Puede existir en el hombre una dialéctica más sobrecogedora y que comprometa más al hombre? Cuando los filósofos mismos abandonan el umbral metafísico, acude el poeta para relevar al metafísico; y es entonces la poesía, no la filosofía, la que se revela como la verdadera “hija del asombro”, según la expresión del filósofo antiguo para quien la poesía fue asaz sospechosa.

Pero más que modo de conocimiento, la poesía es, ante todo, un modo de vida, y de vida integral. El poeta existía en el hombre de las cavernas; existirá en el hombre de las edades atómicas: porque es parte irreductible del hombre. De la exigencia poética, que es exigencia espiritual, han nacido las religiones mismas, y por la gracia poética la chispa de lo divino vive para siempre en el sílex humano. Cuando las mitologías se desmoronan, lo divino encuentra en la poesía su refugio; aun tal vez su relevo. Y hasta en el orden social y en lo inmediato humano, cuando las Portadoras de pan del antiguo cortejo dan paso a las Portadoras de antorchas, en la imaginación poética se enciende todavía la alta pasión de los pueblos en busca de claridad.

¡Altivez del hombre en marcha bajo su carga de eternidad! Altivez del hombre en marcha bajo su carga de humanidad -cuando para él se abre un nuevo humanismo-, de universidad real y de integridad psíquica… Fiel a su oficio, que es el de profundizar el misterio mismo del hombre, la poesía moderna se interna en una empresa cuya finalidad es perseguir la plena integración del hombre. No hay nada pítico en esta poesía. Tampoco nada puramente estético. No es arte de embalsamador ni de decorador. No cría perlas de cultivo ni comercia con simulacros ni emblemas, y no podría contentarse con ninguna fiesta musical. Traba alianza en su camino con la belleza –suprema alianza-, pero no hace de ella su fin ni su único alimento. Negándose a disociar el arte de la vida, y el amor del conocimiento, es acción, es pasión, es poder y es renovación que siempre desplaza los lindes. El amor es su hogar, la insumisión su ley, y su lugar está siempre en la anticipación. Nunca quiere ser ausencia ni rechazo.

Nada espera sin embargo de las ventajas del siglo. Atada a su propio destino y libre de toda ideología, se reconoce igual a la vida misma, que nada tiene que justificar de sí mismo. Y con un mismo abrazo, como con una sola y grande estrofa viviente, enlaza al presente todo lo pasado y lo por venir, lo que humano con lo sobrehumano y todo el espacio planetario con el espacio universal. La oscuridad que se le reprocha no proviene de su naturaleza propia, que es la de esclarecer, sino de la noche misma que explora, a la que está consagrada a explorar: la del alma misma y la del misterio que baña al ser humano. Su expresión se ha prohibido siempre la oscuridad y esa expresión no es menos exigente que la de la ciencia.

Ahí, por su adhesión total a lo que existe, el poeta nos enlaza con la permanencia y la unidad del ser. Y su lección es de optimismo. Para él una misma ley de armonía rige el mundo entero de las cosas. Nada puede, ocurrir en ella que, por naturaleza, sobrepuje los límites del hombre. Los peores trastornos de la historia no son sino ritmos de las estaciones en un más vasto ciclo de encadenamientos y de renovaciones. Y las Furias que atraviesan el escenario, con la antorcha en alto, no iluminan sino un instante del muy largo tema que sigue su curso. Las civilizaciones que maduran no mueren de los tormentos de un otoño; no hacen sino transformarse. Sólo la inercia es amenaza. Poeta es aquél que rompe, para nosotros, la costumbre.

Y es así también como el poeta se encuentra ligado, a pesar de él, al acontecer histórico. Y nada le es extraño en el drama de su tiempo. ¡Que diga a todos, claramente, el gusto de vivir este tiempo fuerte! Pues la hora es grande y nueva para recobrarse de nuevo. ¿Y a quién le cederíamos, pues, el honor de nuestro tiempo?...

“No temas”, dice la Historia, quitándose un día la máscara de violencia y haciendo con la mano levantada ese ademán conciliador de la Divinidad asiática en el momento más fuerte de su danza destructora. “No temas, ni dudes, pues la duda es estéril y el temor servil. Escucha más bien ese latido rítmico que mi mano en alto imprime, renovadora, a la gran frase humana siempre en vías de creación. No es verdad que la vida pueda renegar de sí misma. Nada viviente procede de la nada, ni de la nada se enamora. Pero tampoco nada guarda forma ni medida bajo el incesante flujo del Ser. La tragedia no finca en la metamorfosis misma. El verdadero drama del siglo está en la distancia que dejamos crecer entre el hombre temporal y el hombre intemporal. El hombre iluminado sobre una vertiente ¿irá acaso a oscurecerse en la otra? Y su maduración forzada, en una comunidad sin comunión, ¿no sería quizá una falsa madurez?...”

Al poeta indiviso tócale atestiguar entre nosotros la doble vocación del hombre. Y esto es alzar ante el espíritu un espejo más sensible a sus posibilidades espirituales. Es evocar en el siglo mismo una condición humana más digna del hombre original. Es asociar, en fin, más ampliamente el alma colectiva con la circulación de la energía espiritual en el mundo… Frente a la energía nuclear, la lámpara de arcilla del poeta ¿bastará para este fin? -Sí, si de la arcilla se acuerda el hombre.


Y ya es bastante, para el poeta, ser la mala conciencia de su tiempo.

(La letra negrita es mía, no es del autor)

SAINT-JOHN PERSE (1887-1975) Seudónimo de Alexis Saint-Léger Léger, poeta francés nacido en Guadalupe en 1887. A la edad de once años continuó estudios en Francia donde su familia se había trasladado desde 1899. Estudió Ciencias Políticas en Bordeaux,  y posteriormente terminó un postgrado en Ciencias Políticas ingresando al servicio diplomático en 1914. Trabajó primero en la Embajada de Pekín, y más tarde en el Ministerio de Asuntos Exteriores donde ejerció como director administrativo. A raíz del régimen de Vichy, se exilió en Estados Unidos desde 1940.
Su primer libro de poesía, "Elogios" fue publicado en 1911, seguido de "Anábasis" en 1924, "Exilio" en 1942, "Amargos" en 1957 y "Pájaros" en 1962.
Retornó a Francia en 1957 y obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1960.
Falleció en Giens el 20 de septiembre de 1975. 

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