¡BIENVENIDOS AL BLOG DEL TALLER LITERARIO DESPERTARES!

Bienvenidos al blog del TALLER LITERARIO DESPERTARES de la Biblioteca Popular "Cultura y Progreso" de Morteros, Córdoba, República Argentina.

Este blog se inicia el 14 de junio de 2011 para publicar los trabajos de los participantes del taller, que funciona en la Biblioteca Popular "Cultura y Progreso".

Ilustración de la cabecera: "El desván de la memoria" de José Manzanares, creador de sueños, artista plástico de Linares, Jaén, España.

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martes, 29 de diciembre de 2015

288. Consejos y advertencias para escribir cuentos


Consejos
+Aunque puede ser que a veces quieras tirar tu historia a la basura, ten la certeza de que existe una buena razón (no una excusa) para no hacerlo. Si solamente estás bloqueado temporalmente, intenta superar ese obstáculo. A veces tendrás ideas que te gustarán todavía más que la que te estaba frenando. En ese caso, es posible que quieras trabajar sobre esa nueva idea, pero si esto sucede con frecuencia, puede convertirse en un problema: comenzarás muchas historias pero nunca terminarás ninguna.
+Haz una cosa a la vez. Si tienes problemas en encontrar nuevas ideas, cambia de actividad. Vuelve a tu historia después de haber dormido bien y te sorprenderás de lo que se te ocurre.
+Investiga. Si estás tratando de situar tu historia en la década del '50, investiga acerca de las estructuras familiares, formas de vestirse y hablar, etc., que se correspondan con el periodo. Si intentas escribir sin conocer el contexto de lo que estás contando, la historia parecerá demasiado amateur y quienes conocen bien esa época te criticarán por hacerlo tan despreocupadamente.
+Puede ser que no sientas ganas de hacer la tormenta de ideas ni el trabajo previo a escribir; muchos escritores evitan estos pasos y puede parecerte que cumplir todas las etapas resulta superfluo. Con esto en mente, todo escritor debería intentar pre-escribir en algún momento de su carrera, al menos una vez. Además, si no planeas con anticipación, difícilmente tendrás una buena historia.
+Las historias tienen por lo menos dos líneas de tiempo. Por un lado, el orden en el que sucedieron las cosas y por otro, el orden en que se lo revelas a tus lectores. Esas líneas de tiempo no necesitan ser iguales.
+Asegúrate de que tu historia no pueda haber terminado antes. Los lectores detestan los libros que, cuando deberían haber terminado, llevan la historia uno o dos párrafos más de lo necesario.
+Diseña el formato de tu texto. Esto no es muy necesario a menos que vayas a mostrar tu historia a otras personas. Por ejemplo, ¿el texto está justificado? ¿Hay capítulos? ¿Las letras son las mismas? ¿Hay párrafos? Todo lo mencionado anteriormente son simplemente ideas que pueden ayudar a organizarte para mejores resultados a la hora de mostrar tu cuento a otros.
+Puedes escribir sobre una fantasía que tuviste. Una buena manera de escribir sobre eventos pasados es pensar en algo que de verdad pasó y cambiarlos para hacerlo sonar más cautivante y adaptarlo a tu gusto. Tu personaje principal puede ser una adaptación de ti mismo o de alguien que conoces, pero sé cuidadoso porque las personas reales generalmente no son tan dinámicas como los personajes de los cuentos.
+Desarrolla tu propio estilo. Tu voz propia irá apareciendo a medida que escribas. Puedes empezar imitando a otros escritores o, si estás probando con algún género en particular, puedes llevar tus pensamientos hacia eso. En definitiva, debes escribir mucho para encontrar tu propia voz.
+A veces es mejor terminar los cuentos con finales abiertos.
+Piensa cuidadosamente en todos los elementos de la historia, desde el personaje principal, el contexto, el momento histórico, el género, otros personajes, hasta el conflicto y la trama.
Si tienes dificultades para hacer la tormenta de ideas, intenta hacer una red conceptual o una tabla. Escribe unas cinco oraciones para tu cuento. Puede ser de gran ayuda hacer escritura libre, que consiste en simplemente escribir todo lo que viene a tu mente durante determinado tiempo, digamos entre 5 y 10 minutos.
+¿No tienes amigos o parientes lo suficientemente sinceros como para decirte qué les parece tu historia? Piensa en unirte a un grupo de escritores. Allí podrás aprender trucos de otros escritores y obtendrás críticas válidas.
+Si hay algo en tu cabeza, ya sea sobre tu casa o sobre tu perro, escríbelo y expándelo. Esto funciona casi siempre.
+¿Hay algún estilo musical que te conecta con emociones o eventos que deseas convocar mientras escribes? Entonces escúchalo mientras escribes o antes de empezar a hacerlo.

Advertencias
+Las ideas no se pueden registrar, sino solamente la expresión de ideas. Además, solamente hay unos cuantos argumentos. Siéntete libre de tomar prestado la idea general de alguno de ellos.
+Los cuentos son el género de ficción más difícil de escribir. Debes hacer todo lo que sucede en una novela (presentar a los personajes, crear un conflicto, desarrollar los personajes, resolver el conflicto) dentro de veinte o treinta páginas. Respeta el género, lo cual de por sí ya no es cosa fácil.
+No pierdas el ánimo. Muchas veces, al tratar de publicar un cuento, el rechazo se hace presente. Gran parte de la vida de un escritor está formada por el rechazo. A veces está garantizado pero a veces no. Siéntete orgulloso de haber terminado una historia y sigue practicando si lo disfrutaste.
+No seas perezoso en lo que respecta a ortografía y gramática. Demuéstrales a tus lectores que sabes lo que haces ofreciendo una historia libre de errores. Por lo menos, utiliza el corrector del procesador de palabras que utilices.
+No sientas pereza a la hora de escribir. No termines la historia dejando confundido a tu lector. Los finales abiertos están bien, pero solamente si estás planeando escribir una segunda parte o si concuerda con la historia.
+Siente orgullo por tu creación pero no seas vanidoso. Podrías decepcionarte gravemente, especialmente si envías la historia para ser publicada y te la rechazan. Por el contrario, mantente a distancia profesional de ella.

287. ¿Cómo escribir un cuento?... 15 pasos para hacerlo


1. Recolecta ideas para tu cuento. La inspiración puede aparecer en cualquier momento. Lleva contigo una libreta (cuaderno) a donde quiera que vayas para poder anotar las ideas que se te ocurran.
La mayoría del tiempo solamente pensarás en pequeños fragmentos (un evento catastrófico alrededor del cual puedes construir un argumento, la apariencia de un personaje, etc.), pero a veces tendrás suerte y una historia completa se te presentará en unos pocos minutos.
Si tienes problemas para encontrar inspiración, o si necesitas escribir un cuento en muy poco tiempo (para una materia del colegio, por ejemplo), aprende a aprovechar el recurso de la lluvia de ideas o, si no aparece ninguna idea, puede ser necesario que te fijes en tu familia y amigos.
La experiencia generalmente ayuda a construir buenas historias. Los misterios de Isaac Asimov son el resultado de la experiencia de su autor.

2. Comienza con las características del cuento. Una vez que hayas elegido una idea, necesitas saber los rasgos básicos del cuento antes de escribir. Los pasos hacia un buen cuento son:
Introducción: presenta a los personajes, el lugar donde transcurre la historia, el momento en el tiempo, el clima, etc.
Acción inicial: el punto de la historia donde comienza la acción creciente.
Acción creciente: narración de los eventos que conducen al clímax.
Clímax: el punto más intenso o el punto de giro de la historia.
Acción decreciente: tu historia comienza su desenlace.
Resolución o desenlace: un final satisfactorio en el cual el conflicto central se resuelve o no. No es obligatorio escribir el cuento en orden. Si tienes una idea para escribir una buena conclusión, escríbela. Muévete de atrás hacia adelante o de adelante hacia atrás desde esa primera idea (que no necesariamente debe ser el comienzo de la historia) y pregúntate "¿qué pasa a continuación?" o "¿qué pasó antes que esto?".

3. Encuentra inspiración en personas reales. Si tienes problemas en entender o encontrar cualidades para tus personajes, mira hacia tu vida. Puedes tomar atributos de gente que conoces o de desconocidos que cruzas en la calle.
Por ejemplo, puedes prestar atención a alguien que siempre bebe café, alguien que habla con una voz muy fuerte, alguien que se la pasa escribiendo en la computadora, etc. Todas estas observaciones en conjunto te servirán para construir un personaje interesante. Tu personaje puede incluso concentrar los atributos de varias personas.

4. Conoce a tus personajes. Para que una historia sea creíble, los personajes deben ser creíbles y auténticos. Conseguirlo puede ser una tarea muy difícil pero hay algunas estrategias para crear "gente real" para incluir en tu historia.
Escribe una lista titulada con el nombre de tu personaje y escribe todos los atributos que se te ocurran, desde su posición en la orquesta hasta su color favorito. Conoce todo lo que puedas acerca de tus personajes, desde cuál es su motivación central hasta cuáles son sus comidas favoritas. ¿Hablan con un acento particular? ¿Tienen alguna singularidad en su manera de hablar? No incluirás esta información en la historia pero cuanto más sepas, más vida tendrán tus personajes, para ti y para el lector.
Asegúrate de que las personalidades de tus personajes no sean perfectas. Todos los personajes necesitan tener alguna falla, algunos problemas, imperfecciones o inseguridades. Puede parecerte que a nadie le gustaría leer una historia sobre alguien con defectos o debilidades, pero sucede todo lo contrario. Batman no sería Batman si no fuera un sociópata al límite.
La gente puede identificarse con personajes con problemas porque eso es algo realista. Cuando intentes encontrar los puntos débiles de tus personajes, no necesariamente debes darles un conflicto enorme o bizarro (aunque si quieres puedes). Para la mayoría de tus personajes, trabaja con aspectos que ya conoces. Por ejemplo, el personaje puede tener ataques de ira, tenerle miedo al agua, ser solitario, fumar demasiado, etc. Todo esto podrás utilizarlo para llevar tu historia más allá.

5. Limita la amplitud de tu historia. Una novela puede transcurrir a lo largo de millones de años e incluir múltiples tramas secundarios, varios escenarios y muchos más personajes. El evento principal de un cuento debe suceder en relativamente poco tiempo (días o minutos) y no será posible desarrollar con efectividad más que una trama, dos o tres personajes y un escenario. Si tu historia se extiende por sobre esto estarás más cerca de una nouvelle o una novela.

6. Decide quién contará la historia. Hay tres tipos de narradores para contar una historia: Primera persona (yo), segunda persona (tú) y tercera persona (él o ella). En primera persona, es el personaje quien cuenta la historia; en segunda persona el lector es un personaje de la historia; en tercera persona, hay un narrador por fuera de la historia. El narrador de segunda persona casi nunca se utiliza.
Ten en cuenta que los narradores de primera persona solo pueden decir lo que saben (que puede estar condicionado por lo que ven por ellos mismos o por lo que otros le cuentan), mientras que el narrador de tercera persona puede bien saber todo y además puede meterse en los pensamientos de cada personaje o limitarse a lo que observa.
También puedes mezclar y unir. Por ejemplo, puedes cambiar de un narrador de primera persona en un capítulo a un narrador de tercera persona en otro, o incluso más de un narrador de primera persona. Un ejemplo excelente de esto es el cuento "Rashōmon" de Akutagawa Ryūnosuke[1], que luego se convirtió en una película con el mismo nombre, realizada por Akira Kurosawa.

7. Organiza tus pensamientos. Una vez que hayas preparado los elementos básicos de tu historia, puede serte útil el hacer una línea de tiempo para marcar qué pasará y cuándo pasará.
Tu historia debe consistir por lo menos en una introducción, un incidente inicial, acción creciente, clímax, acción decreciente y resolución. Puedes hacer un esquema con descripciones sencillas de lo que pasará en cada una de estas etapas. Hacerlo te ayudará a concentrarte en escribir la historia y podrás realizar cambios fácilmente. Así podrás mantener el ritmo de la historia.

8. Comienza a escribir. Dependiendo de cuánto hayas esbozado la trama y tus personajes, la escritura real puede consistir simplemente en elegir las palabras adecuadas.
Generalmente, escribir es un trabajo arduo. Probablemente no conoces a tus personajes tan bien como pensabas, pero eso no importa. De alguna manera, ellos te dirán lo que necesitas. Además, siempre hay tiempo para un segundo borrador.

9. Comienza con estilo. La primera página (algunos dirían la primera oración) de cualquier escrito debe ganar la atención del lector de inmediato y hacer que quiera saber más.
Un comienzo rápido es especialmente importante porque no cuentas con demasiado espacio para contar tu historia. No divagues con introducciones largas para los personajes o descripciones aburridas del contexto: ve directo hacia el argumento y revela los detalles sobre los personajes y el contexto a medida que avanzas.

10. Sigue escribiendo. Antes de terminar tu historia, casi con seguridad tendrás algunos imprevistos. Debes atravesarlos para tener éxito. Dedica un tiempo para escribir todos los días y ponte como meta escribir al menos una página por día. Incluso si desechas lo que has escrito en esa jornada, has estado escribiendo y pensando en la historia, y eso te beneficiará a largo plazo.
Considera la posibilidad de participar en grupos de escritura o actividades. Una muy buena actividad para los escritores de todo tipo es el "Mes Nacional de Escribir Novelas" o "NaNoWriMo"[2] (en el Área de la Bahía de San Francisco, Estados Unidos). Cada año, del 1 al 30 de noviembre, tienes la tarea de escribir una novela de al menos 50.000 palabras. La calidad y la brillantez no están en juego; el objetivo es el acto de escribir. Échale un vistazo al enlace en la sección de referencias para obtener mayor información.

11. Deja que la historia se escriba sola. A medida que desarrollas tu historia, puedes decidir llevar el argumento hacia otro lado diferente del que pensaste en un comienzo o cambiar sustancialmente un personaje o sacarlo directamente de la historia. "Escucha" a tus personajes para ver si te piden hacer o decir otra cosa y no te preocupes por alterar tus planes si esto mejora la historia.

12. Revisa y edita. Cuando hayas terminado de escribir, ve hasta el principio y corrige los errores mecánicos, lógicos o semánticos. En general, asegúrate de que la historia fluya y que los personajes y sus problemas sean presentados y resueltos apropiadamente.
Si tienes tiempo, deja la historia durante algunos días o algunas semanas antes de comenzar con la edición. Poner un poco de distancia te ayudará a tener más claridad cuando la retomes.

13. Busca opiniones. Envía tu cuento revisado y editado a un amigo o pariente para que te dé su opinión o sugerencias y realice correcciones. Hazle saber que deseas opiniones auténticas acerca de tu cuento. Dale tiempo para leerlo y pensar en ello y envíale una copia sobre la que puedan hacer anotaciones.
Considera todo lo que tus revisores te digan, no solamente lo que te gusta escuchar. Agradece a tus revisores por leer tu historia y no discutas con ellos.
Incorpora cualquier cambio o sugerencia que te hayan propuesto y te parezca válido. Tu trabajo será mejor si aprovechas las críticas, aunque no debes seguir todos los consejos que recibes. Algunas sugerencias pueden no ser muy buenas. Es tu cuento y tú tienes la decisión final.

14. No te rindas. Puede ser frustrante tener problemas para escribir. Puedes quedarte sin impulso, enojarte con los personajes, o sentirte triste o culpable porque un personaje que te gustaba ha muerto.
Solo debes saber que, con toda probabilidad, dudarás de tu habilidad para escribir en algún momento de tu historia. Esto es algo totalmente normal. Sentirás que no vale la pena continuar y que es mejor buscar satisfacción en otra cosa. Estos pensamientos pueden apoderarse de ti y hacerte abandonar en ese preciso momento. No te rindas.
Una de tus tareas más difíciles como escritor es aprender a superar estos pensamientos y seguir escribiendo. Cuando comienzas a tener sentimientos de duda, o te cansas o aburres, ¡deja de escribir! Puedes levantarte, salir a caminar, hacerte un sándwich, mirar televisión o lo que sea para relajarte y distenderte. Cuando regreses, tendrás la mente fresca. Es posible que todavía no sientas ganas de escribir, pero piensa en las cosas buenas de tu historia (lo que sea, desde una parte que te gustó cómo escribiste, un diálogo bien construído, un personaje interesante, etc.) y felicítate. Estás haciendo algo que la mayoría de las personas no pueden.
Si alguien más sabe sobre tu historia y la ha leído, esa persona también puede ser una buena fuente de ánimo. Repite en tu cabeza que terminarás la historia porque es lo que deseas. No importa si el cuento no es el mejor que escribas en tu vida, vendrán otros luego. Si tienes la meta de terminar, lo lograrás.

15. ¡Lee! Nada puede ayudarte más a escribir un buen cuento que leer buenos cuentos. Presta atención al estilo y a cómo el autor saca provecho de la brevedad del texto.
Leer distintos autores y estilos te ayudará a aprender a adoptar diferentes voces para cada cuento que escribas y hará crecer tu creatividad. Presta atención a cómo los autores desarrollan sus personajes, escriben los diálogos y estructuran la trama. Aquí tienes algunas sugerencias:
"Yo, Robot", de Isaac Asimov
"Pasos", de Jerzy Kosinsky
"La célebre rana saltarina del distrito de calaveras", de Mark Twain
"La vida secreta de Walter Mitty", de James Thurber
"El sonido del trueno", de Ray Bradbury
"Tres preguntas", de Leo Tolstoi
"El señor pringoroso y los critales de poder" de Andy Stanton, para los niños (esta es básica)
"Secreto en la montaña", de Annie Proulx
"¿Los androides sueñan con ovejas eléctricas?", de Philip K. Dick
Importante: muchos de estos cuentos fueron transformados en películas exitosas, o se han convertido en referencias culturales comunes. Por ejemplo, "El sonido del trueno" nos presenta la idea de "El efecto mariposa". Las historias de Philip Dick nos han dado Blade Runner ("¿Los androides sueñan con ovejas eléctricas?"), Total Recall, Minority Report, A Scanner Darkly y muchos otros.

http://es.wikihow.com/escribir-un-cuento

miércoles, 16 de diciembre de 2015

286. EL LENGUAJE SIMBÓLICO EN LOS CUENTOS POPULARES

El lenguaje simbólico en los cuentos populares  http://lapatriaenlinea.com/?nota=21006
http://lapatriaenlinea.com/?nota=21006

•  Por: Víctor Montoya - Escritor boliviano radicado en Estocolmo


Los cuentos populares contienen mensajes profundos y simbólicos Los cuentos populares son alimentos para el alma del niño, estimulan su fantasía y cumplen una función terapéutica; primero, porque reflejan sus experiencias, pensamientos y sentimientos; y, segundo, porque le ayudan a superar sus ataduras emocionales por medio de un lenguaje simbólico, haciendo hincapié en todas las etapas --períodos o fases-- por las cuales atraviesa a lo largo de su infancia.

Cuando el niño lee o escucha un cuento popular, pone en juego el poder de su fantasía y, en el mejor de los casos, logra reconocerse a sí mismo en el personaje central, en sus peripecias y en la solución de sus dificultades, en virtud de que el tema de los cuentos le permite trabajar con los conflictos de su fuero interno.

Los psicoanalistas han manifestado que en el campo de la literatura infantil no existe otra cosa más enriquecedora que los cuentos populares, no sólo por su forma literaria y su belleza estética, sino también porque son comprensibles para el niño, cosa que ninguna otra forma de arte es capaz de conseguir. Bruno Bettelheim, en su "Psicoanálisis de los cuentos de hadas", afirma: "A través de los siglos (sino milenios), al ser repetidos una y otra vez, los cuentos se han ido refinando y han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos evidentes y ocultos; han llegado a dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana y a expresarse de un modo que alcanza la mente no educada del niño, así como la del adulto sofisticado. Aplicando el modelo psicoanalítico de personalidad humana, los cuentos aportan importantes mensajes al consciente, preconsciente e inconsciente, sea cual fuese el nivel de funcionamiento de cada uno en aquel instante. Al hacer referencia a los problemas humanos universales, especialmente aquellos que preocupan a la mente del niño, estas historias hablan a su pequeño yo en formación y estimulan su desarrollo, mientras que, al mismo tiempo, liberan al preconsciente y al inconsciente de sus pulsiones. A medida que las historias se van descifrando, dan crédito consciente y cuerpo a las pulsiones del ello y muestran los distintos modos de satisfacerlas, de acuerdo con las exigencias del yo y del super-yo" (Bettelheim, B., 1986, pp. 12-13).

Conforme a lo señalado por Bettelheim, no cabe duda que casi todos los cuentos provenientes de la tradición oral abordan el mismo tema: la sublimación de los conflictos emocionales y los problemas existenciales que aquejan a los niños. No es extraño que las niñas, que son víctimas de abusos sexuales, asocien a sus violadores con los "personajes malditos" de los cuentos populares, cuyos protagonistas (lobos, ogros, gnomos, brujas y otros) se tornan en individuos del mundo real.

Si bien existen libros pedagógicos que ayudan a desarrollar las funciones cognoscitivas del niño, existen también libros que ayudan a superar los traumas psicológicos por medio de la ficción y el lenguaje simbólico, que representa cosas que no están al alcance del entendimiento humano. Ya Carl G. Jung, en "El hombre y sus símbolos", dice: "Usamos constantemente términos simbólicos para representar conceptos que no podemos definir o comprender del todo. Ésta es una de las razones por las cuales todas las religiones emplean lenguaje simbólico o imágenes. Pero esta utilización consciente de los símbolos es sólo un aspecto de un hecho psicológico de gran importancia: el hombre también produce símbolos inconscientes y espontáneamente en forma de sueños" (Jung, C-G., 1995, p. 21).

La tesis de Betellheim parte de la base de que todos los cuentos populares reflejan la evolución física, psíquica, intelectual y social del niño. Por ejemplo, el fracaso del egocentrismo, la soledad y falta de afecto, la satisfacción del deseo (casa de chocolate) y el triunfo sobre el peligro (la bruja) está simbolizado en el cuento "Hansel y Gretel"; el complejo de Edipo en "Blancanieves"; la pubertad en "Caperucita roja"; la rivalidad entre hermanos en "La Cenicienta"; el temor sexual en "La Bella y la Bestia" y el incesto en "Piel de asno", un tema tabú del que todos saben algo, pero del que pocos se atreven a hablar.

El rey y la reina simbolizan a los padres, la flor al desarrollo sexual y la casa a la seguridad y armonía en el hogar. El árbol simboliza la vida, el crecimiento o la maduración física y psíquica del individuo. Así como el perro simboliza la fidelidad, las aves simbolizan la libertad y la ayuda; esto ocurre en el cuento de "La Cenicienta", cuando su madrastra hecha ante ella un montón de guisantes buenos y malos y le pide que los separe. Aunque parece una tarea imposible, Cenicienta comienza, pacientemente, a separarlos y, de pronto, las palomas (los ratones, según otras versiones) acuden a ayudarla. Asimismo, la rama que Cenicienta planta en la tumba de su madre, se convierte en un árbol, en cuyas ramas vive un pájaro que, cada vez que Cenicienta llora, le concede sus deseos, puesto que el árbol y el pájaro simbolizan el espíritu o la reencarnación de la madre de Cenicienta.


En el cuento de "Blancanieves", justo cuando ésta yace en el féretro de vidrio, que simboliza su muerte espiritual, tres pájaros acuden a llorar junto a los siete enanitos; la lechuza (pájaro de la muerte y la sabiduría), el cuervo (pájaro de Odín, jefe de las fuerzas oscuras) y la paloma (pájaro de Afrodita, de la inocencia y el amor). Los tres pájaros, aparte de constituir piezas claves en la trama del cuento, simbolizan un número mágico que también aparece en otros cuentos. El genio en "Las mil y una noches" concede tres deseos a Aladino; tres son las dificultades o pruebas que deben vencer los héroes de los cuentos fantásticos para liberar a la mujer amada y coronar su triunfo; tres veces la madrastra de Blancanieves visita la casa de los enanitos. "En su primera visita, disfrazada de una vieja buhonera, intenta estrangular a la hijastra con un corsé (no un "lasito" como dice la versión española), dramatizando su deseo de contrarrestar la pubescencia en proceso de la joven. Blancanieves, medio muerta, es reavivada por los enanos, y el espejo informa a la reina malvada del hecho. En la segunda visita la madrastra le da un peine envenenado, que igualmente la deja ‘como muerta’. El envenenar los cabellos parece ser otro signo de la culpa que la madrastra le achaca a Blancanieves por crecer. Esto es confirmado por la tercera visita, después de que los enanos nuevamente procuran salvarla. Esta vez la madrastra, disfrazada de campesina, le ofrece una manzana ‘con un veneno de lo más virulento’. La bruja come de la mitad blanca para demostrar su inofensividad, pero cuando Blancanieves la recoge y come de la mitad roja, se desmaya con la manzana atorada en la garganta" (Heisig, J-W., 1976, p. 76).

El siete es otro de los números mágicos en los cuentos populares. Ahí tenemos a los siete enanitos en el cuento de "La Blancanieves", quien se convierte en una niña hermosa a los siete años. Siete son los colores primarios, siete los días de la semana, siete los planetas de la antigüedad, siete las virtudes, siete los pecados capitales, siete los misterios, siete las maravillas del mundo y, según el mito de creación, el séptimo día es sagrado y de descanso.

Los animales salvajes simbolizan los conflictos no resueltos y los instintos de agresión. La víbora y el elefante, por su forma, pueden simbolizar la masculinidad, mientras que la manzana (los senos de la madre) es un viejo símbolo del amor y el matrimonio, pero también del peligro y el pecado. En la Biblia se dice que Adán y Eva incurren en el pecado por comer la fruta (manzana) del árbol de la ciencia del bien y del mal.

La madrastra de Blancanieves, asaltada por los celos y la envidia, le procura la muerte con una manzana envenenada. De otro lado, el color rojo o colorado de la manzana -simbolismo extensamente repetido en ritos primitivos de la pubertad- representa la menstruación, la culminación de la etapa latente y la maduración sexual; lo mismo que la caperuza roja es un atributo de la primera menstruación de Caperucita, quien, aparte de sentirse acosada por la sexualidad masculina, es capaz de concebir y ser madre desde el punto de vista biológico.

La belleza está simbolizada por el color rojo, blanco y negro. El cuento de "La Blancanieves", en algunas versiones, comienza con un rey y una reina que viajan por un camino cubierto de nieve, circunstancia en que el rey dice: "Deseo tener una hija blanca como la nieve". Más adelante, al divisar un hueso lleno de sangre, exclama: "Deseo tener una hija con las mejillas rojas como la sangre". Cuando ve a tres cuervos, volando a cielo abierto, el rey dice: "Deseo tener una hija con los cabellos color de cuervo". En otras versiones modernas, el cuento comienza así: Es invierno y la nieve cae como ovillos blancos. La reina está cosiendo junto a la ventana, cuyos marcos están decorados en ébano. De pronto, la reina se pincha en la mano y saca el dedo herido a través de la ventana, dejando caer tres gotas de sangre sobre la nieve. Entonces se dice a sí misma: Quiero tener una hija blanca como la nieve, con las mejillas rojas como la sangre y los cabellos negros como el ébano.
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El complejo de Edipo, ese conjunto de sentimientos amorosos y hostiles que cada niño siente en relación con sus padres (atracción sexual hacia el progenitor del sexo opuesto y odio hacia el del mismo sexo, que considera rival), está simbolizado en varios cuentos populares. Ahora bien, ¿quién era Edipo? Según refiere una de las tragedias griegas, un oráculo había predicho que Edipo, hijo del rey de Tebas, mataría a su padre y se casaría con su propia madre, profecía que se cumple fatalmente. Los psicólogos --a partir de Freud-- designan con este nombre la atracción que el niño (4-6 años) experimenta por el progenitor del sexo contrario.

En los cuentos populares, de un modo general, el conflicto de Edipo está representado por el héroe que mata al dragón para liberar a la princesa; un hecho que simboliza la rivalidad inconsciente que el niño experimenta contra el padre (dragón) y el amor desmedido que siente por la madre (princesa). El conflicto de Electra, a su vez, está representado por Cenicienta y Blancanieves, quienes, en procura de liberar el amor sojuzgado del padre, se enfrentan a la crueldad de la madrastra, figura que, desde un principio, encarna el peligro y la maldad. No obstante, valga aclarar que el complejo de Edipo, en algunas versiones adaptadas para los niños, es apenas una sugerencia sutil, debido a que un mensaje más directo podría provocarles angustias y ahondar sus conflictos emocionales.

El tema de la envidia y la rivalidad entre hermanos está simbolizado en el cuento de "La Cenicienta", quien no sólo es presa del trato inhumano de su madrastra, sino también del odio y la envidia de sus hermanastras. Otros símbolos constituyen el zapato de cristal (en la versión antigua era una zapatilla de cuero suave), que Cenicienta pierde al salir de la fiesta, en la ceniza (símbolo del desprecio y la humillación), en el árbol que planta en la tumba de su madre y en el príncipe que la revive y la toma por esposa.

El narcisismo de la madrastra de Blancanieves está simbolizado por el espejo mágico y la madurez sexual por el corpiño, el anillo y la manzana. Si la combinación del color rojo, blanco y negro es símbolo de belleza, entonces el "Príncipe sapo" y "la Bestia" son símbolos de la agresividad inconsciente de la personalidad humana.

El incesto, al menos como intento, aparece expuesto en "Piel de asno". Todo comienza con un rey todopoderoso, amado y respetado por su pueblo, y una reina que, sintiendo acercarse su última hora, le suplica al rey: "Cuando te vuelvas a casar, júrame que lo harás con una princesa que sea más bella y mejor formada que yo". El rey le jura que así lo hará. Al cabo de un tiempo, no resiste a la tentación de pensar en la princesa (su hija), quien no sólo es bella y admirablemente bien formada, sino que sobrepasa en mucho a la reina (su madre) en donaire y encantos. De modo que el rey, seducido por la juventud y belleza de su hija, decide tomarla en matrimonio. La princesa, consternada por la actitud de su padre, le ruega no obligarla a cometer un crimen. Mas el rey no desiste en su propósito y manda a preparar la boda. La princesa pide ayuda a la hada de las lilas (su madrina), quien, para salvarla del dolor y el infortunio, le aconseja pedirle al rey la piel de un asno. Entonces el rey, obsesionado por casarse con su hija, no le niega su deseo y deja matar a su asno preferido. La princesa se disfraza con la piel del animal y huye del palacio sin ser reconocida. El rey moviliza a sus guardias y mosqueteros para dar con el paradero de la princesa, quien se convierte en fugitiva y llega hasta tierras lejanas, donde contrae matrimonio con un príncipe que la pone a salvo del incesto y la conducta perversa de su padre.

La relación de las niñas con su sexualidad está reflejada en varios cuentos. Pero quizás el más representativo sea "La Bella y la Bestia". La versión más conocida de esta historia cuenta cómo la Bella, la menor de cuatro hermanas, se convierte en la favorita de su padre, debido a su bondad desinteresada y su actitud cariñosa. Lo que desconoce la Bella es que, al pedir una rosa blanca, pone en peligro la vida de su padre y las relaciones ideales con él, pues la rosa blanca es robada del jardín encantado de la Bestia, quien, llena de cólera, le impone el castigo que en el lapso de tres meses debe entregarle a su hija menor, a cambio de poner a salvo su vida. Así es como la Bella se ve obligada a vivir con la Bestia, hasta que, redimido por el amor, vuelve a su condición humana trocado en un hermoso príncipe.

El cuento simboliza también la animalidad integrada en la condición humana, pues en muchísimos mitos y cuentos populares se habla de un príncipe convertido por arte de hechicería en animal salvaje o en monstruo, y que es redimido por el beso y el amor de una doncella; un proceso que, según el psiquiatra M-L. von Franz, simboliza la forma en que el ánimus se hace consciente. En muchos mitos, el amante de una mujer es una figura misteriosa y desconocida que ella nunca debe ver ni encontrar salvo en la oscuridad; de lo contrario, si enciende la luz y revela su identidad, corre el riesgo de no redimirlo de su condición monstruosa. El ejemplo está en la doncella Psique, quien era amada por Eros, pero tenía prohibido que intentara mirarlo. Eros la visitaba sólo por las noches y desaparecía al despuntar el alba. Las hermanas de Psique le advierten que el hombre con quien vivía era un monstruo horrible que no se atrevía a mostrarse a la luz del día. Entonces Psique, curiosa por descubrir el misterio que guardaba su amante, una noche encendió el mechero, desobedeciendo al dios que le había prohibido ver su rostro, y se enfrentó a la hermosa imagen del hombre que dormía a su lado. Pero como estaba nerviosa y sorprendida, agitó el mechero y dejó caer una gota de aceite sobre el hombro de Eros, quien despertó y la abandonó por haber visto lo que no debía. La imprudencia de Psique hizo que recuperara el amor de Eros sólo después de una larga búsqueda y muchos sufrimientos. El "mito de Psique" representa el mito del alma perdida que, después de pruebas de purificación, se une para siempre al amor divino.

En los cuentos populares, como en gran parte de los cuentos de la literatura infantil moderna, existe una dicotomía maniquea entre los personajes, cuyos atributos representan la bondad o la maldad, dependiendo del rol que se les asigna en la trama del cuento. Las fuerzas del bien están simbolizadas por el protagonista central y los personajes secundarios (el príncipe, las hadas, las palomas y los magos), entretanto las fuerzas tenebrosas del mal están simbolizadas por los personajes (humanos y animales) que representan la insensatez, la astucia y el peligro, como es el caso del lobo feroz, los gnomos, las brujas y los ogros.

Bibliografía

Bettelheim, Bruno: Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1986.

Heisig, J.W.: El cuento detrás del cuento, Ed. Guadalupe, Buenos Aires, 1976.

Jung, Carl Gustav: El hombre y sus símbolos, Ed. Paidós, Barcelona, 1995.

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