¡BIENVENIDOS AL BLOG DEL TALLER LITERARIO DESPERTARES!

Bienvenidos al blog del TALLER LITERARIO DESPERTARES de la Biblioteca Popular "Cultura y Progreso" de Morteros, Córdoba, República Argentina.

Este blog se inicia el 14 de junio de 2011 para publicar los trabajos de los participantes del taller, que funciona en la Biblioteca Popular "Cultura y Progreso".

Ilustración de la cabecera: "El desván de la memoria" de José Manzanares, creador de sueños, artista plástico de Linares, Jaén, España.

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domingo, 25 de noviembre de 2018

347. PARECE QUE VA A LLOVER...


   Amaneció muy calma la campiña, no hay ni una mínima brisa que se escurra entre el follaje. Hace calor, a las seis, hora en que doña Pancha sale a alimentar a sus patos y gallinitas, el termómetro enganchado el  tiento, colgado en uno de los troncos sostén de la enramada,  marcaba 26º, mucho calor para un amanecer primaveral. Entre las aves del gallinero, moviéndose cansinamente, doña Pancha otea  el horizonte, hacia el este, negros nubarrones se elevan amortajando al naciente sol, humedeció su resquebrajado labio y musitó: “¡Parece que va a llover!”  Mujer campera, sabia, con esa sapiencia  que da el vivir en comunión con la madre naturaleza.
   Apuró sus tareas matinales, acarreó agua de la acequia y leña para el fogón. Tomo unos mates cimarrones, acompañados de crujientes tortas fritas, mientras acariciaba a su gato, Rejucilo, que, ni lerdo ni perezoso abandonó la comodidad del catre, demandando esas delicias: “Vea Rejucilo, va a llover, mejor  será que me apure, en mi quehacer.”
   Partió presurosa, rengueando, porque su cadera le anunciaba el inminente cambio del tiempo: “ Y si, parece que va a llover nomás!”. Rumbeo pa el monte, en busca de las cabras, que temprano de madrugada, había ordeñado,  y estaban pastando en el monte cercano. Hay que traerlas al resguardo del corral antes que se desate la tormenta, para que no se pierdan en el monte.
   A media mañana regresó con sus cabras al rancho, el cielo era un tapiz de nubes, una sinfonía de grises que oscurecía el paisaje. Los pájaros volaban bajito, las arañas y toda  alimaña,  buscaban refugio. Panzón y Rosquita, los perros de doña Pancha, se metieron presurosos al rancho acurrucándose bajo el fogón. Doña Pancha  recogió de una alambrada las cobijas que había sacado a orearse, se ubicó en medio del patio, observó todo su entorno, el cielo, el horizonte, y vaticino: “Va a llover, y mucho, caray! Ahí van las arañas trepando pa arriba, el agua va a subir!”
   Un estruendo rompió la calma, el tapiz nuboso se iluminó de varios tonos de rojo, hacia el Sur una nube parecía tocar el suelo detrás de un denso muro de agua. Doña Pancha entró presurosa, mientras sobre el rancho comenzaron a rebotar, gordas y pesadas gotas que al caer en la tierra levantaban pequeñas nubes de polvo. Un intenso olor a tierra y agua  se esparció por el aire. Las gotas comenzaron una danza en crescendo hasta convertirse en frenética y desbocada.
   En el rancho, rodeada de sus fieles compañeros, doña Pancha, desde su pequeño ventanuco, vigila  la acequia, pronto será una riada. Mira a sus bicho  y les dice: “Hay que estar atentos, pa subir a la lomada, si se desborda  y nos inunda el rancho;  amalaya Tata Dios, si que nos estas mandando agua”.
   Al mediar la tarde, comienza a amainar, el viento sopla  y va quitando el tapiz de nubes. Como hilos dorados se asoman los primeros rayos del sol,  todo se viste de colores, el cielo, las lomas, el monte. Sinfonía de trinos, balidos, cacareos, amenizan el momento.  Doña Pancha, sale del rancho y comenta: “Ya lo decía yo, ha llovido nomás.” Y sonriendo,  con renovadas energías retoma sus  quehaceres.

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