Eusebio iba por una calle oscura del pueblo de San Isidro. Cuando de repente se cruza con un personaje de traje negro que le inspira desconfianza. Parece un fantasma.
Mientras pasaba un valle de tinieblas, se le acercaba cada vez más, pero deambulaba sin sentido y sin saber a dónde se dirigía. Entonces le preguntó:
-¿Por qué me sigue?
-Es que estoy perdido y tengo que encontrar el Castillo de Don Donoso que me espera -le contestó.
-¿Y dónde lo espera?
-Creo que más allá del horizonte boreal, en un lugar de ensueños que solo lo encuentra quien se mete en un mundo de imaginación.
En ese momento escuchó un ruido similar al de un grito aterrador que resonó en todo el valle y se dio cuenta de que era la voz de Don Donoso que lo llamaba desde arriba de una torre. Lo había encarcelado la sombra de otro espíritu, encerrándolo en un calabozo para que no lo viera nadie. Pero su espectro decide transparentarse, y usa la luz del sol que lo transforma en un ser invisible. Hasta que llega Mario con Eusebio, y se dicen:
-¿Qué sucede acá y dónde está nuestro amigo?
Él les hace señas para que lo sigan hacia el pasillo, vuelve a su estado normal y enfrentan a la sombra del malvado que era el invento de un Señor que proyectaba imágenes con un dibujo en frente de un telón. Su nombre era Oxford y los engañó para que se crean el cuento de que vivía un fantasma del espanto, pero usaron el truco del cofre encantado con una piedra de color esmeralda y todo lo que él hacía aparecer para dar miedo desaparecía si mostraban la piedra.
Así lo vencieron unidos y compartieron otra tarde con mates y medialunas.
Natalia Julieta Mandrile
2 comentarios:
¡Estás muy veterana en publicaciones, Nati!
A El aviador no le podía sacar las mayúsculas y lo publiqué desde mi cuenta así que salió con mi nombre al pie. No me di cuenta de que iba a pasar eso.
Ay, cómo me hizo correr desde que volvió a su estado normal. Los mates medialunas han sido un alivio.
http://enfugayremolino.blogspot.com/
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