Escapé aquella noche de una pesadilla.
Mi madre se había
convertido en ogro sólo tenía que pedir un deseo para que todo vuelva a la normalidad
y del agujero de mi puerta un duende se me presentó y me dijo:
—Si quieres que tu
madre sea como antes pide un deseo a mi esfera de cristal, pero tiene que salirte
de lo más profundo de tu corazón. Así que cerré los ojos, junte mis manos mientras
toque la esfera empezó a girar, de ella salían rayos de luz que la cubrieron con
su magia hasta dejarla dormida en la cama.
A la mañana siguiente
todo había desaparecido y volvimos a disfrutar de un nuevo día.
Natalia Julieta Mandrile
Morteros, 18/06/2014
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