Fabúlas de tigres en la Antigua China
EL CORDERO QUE VISTIÓ PIEL DE TIGRE
Un cordero vistió la piel de un tigre.
Al mismo tiempo se pavoneaba con orgullo, balaba con alegría frente a la hierba tierna. De pronto divisó a lo lejos a un lobo que venía, y empezó a temblar como una hoja. Había olvidado que se encontraba bajo la piel de un tigre.
Fa Yan
EL ZORRO QUE SE APROVECHÓ DEL PODER DEL TIGRE
Andando de cacería, el tigre cogió a un zorro.
- A mí no puedes comerme – dijo el zorro –. El Emperador del Cielo me ha designado rey de todas las bestias. Si me comes desobedecerás sus órdenes. Si no me crees, ven conmigo. Pronto verás como los otros animales huyen en cuanto me ven.
El tigre accedió a acompañarle; y en cuanto los otros animales los veían llegar, escapaban. El tigre creyó que temían al zorro, y no se daba cuenta de que a quien temían era a él.
Anécdotas de los Reinos Combatientes
Fábulas de dragones de la Antigua China
EL DRAGÓN TRANSFORMADO EN PEZ
Una vez el dragón blanco descendió del cielo a un lago muy frío, y tomó la forma de un pez. Un pescador, llamado Yu Qie, le atravesó un ojo de un disparo. El dragón blanco voló al punto a quejarse al Emperador del Cielo.
- ¿Qué forma habías tomado en esa ocasión? – preguntó el Emperador del Cielo.
- Tomé la forma de un pez, cuando bajé al lago.
- Entonces no tiene nada de extraño que un pescador tratara de pescarte. ¿Cómo puedes culpar a Yu Qie?
Jardín de las Anécdotas
EL SEÑOR YE AMABA LOS DRAGONES
Al señor Ye le gustaban tanto los dragones que los tenía pintados o tallados por toda la casa. Cuando se enteró el verdadero dragón de los cielos, voló a la tierra y metió su cabeza por la puerta de la casa del señor Ye y su cola por una de las ventanas. Cuando el señor Ye lo vio, huyó asustado, casi se volvió loco.
Esto demuestra que el señor Ye, en realidad, no amaba tanto a los dragones. Sólo le gustaba aquello que se le parecía, pero en ningún caso el auténtico dragón.
Shen Ze
EL ARTE DE MATAR DRAGONES
Zhu Pingman fue a Zhili Yi para aprender a matar dragones. Estudió tres años y gastó casi toda su fortuna hasta conocer a fondo la materia.
Pero había tan pocos dragones que Zhu no encontró dónde practicar su arte.
Zhuang Zi
La Gata Mujer - de Félix María de Samaniego
Zapaquilda la bella
era gata doncella,
muy recatada, no menos hermosa.
Queríala su dueño por esposa,
si Venus consintiese,
y en mujer a la gata convirtiese.
De agradable manera
vino en ello la diosa placentera,
y ved a Zapaquilda en un instante
hecha moza gallarda, rozagante.
Celébrase la boda;
estaba ya la sala nupcial toda
de un lucido concurso coronada;
la novia relamida, almidonada,
junto al novio, galán enamorado;
todo brillantemente preparado,
cuando quiso la diosa
que cerca de la esposa
pasase un ratoncillo de repente.
Al punto que le ve, violentamente,
a pesar del concurso y de su amante,
salta, corre tras él y échale el guante.
Aunque del valle humilde a la alta cumbre
inconstante nos mude la fortuna,
la propensión del natural es una
en todo estado, y más con la costumbre.
La Gata con cascabeles -de Félix María de Samaniego
Salió cierta mañana
Zapaquilda al tejado
con un collar de grana,
de pelo y cascabeles adornado.
Al ver tal maravilla,
del alto corredor y la guardilla
van saltando los gatos de uno en uno.
Congrégase al instante
tal concurso gatuno
en torno de la dama rozagante,
que entre flexibles colas arboladas
apenas divisarla se podía.
Ella con mil monadas
el cascabel parlero sacudía;
pero cesando al fin el sonsonete,
dijo que por juguete
quitó el collar al perro su señora,
y se lo puso a ella.
Cierto que Zapaquilda estaba bella.
A todos enamora,
tanto que en la gatesca compañía,
cuál dice su atrevido pensamiento,
cual se encrespa celoso;
riñen éste y aquél con ardimiento,
pues con ansia quería
cada gato soltero ser su esposo.
Entre los arañazos y maullidos
levántase Garraf, gato prudente,
y a los enfurecidos
les grita: «Novel gente,
¡gata con cascabeles por esposa!
¿Quién pretende tal cosa?
¿No veis que el cascabel la caza ahuyenta,
y que la dama hambrienta
necesita sin duda que el marido,
ausente y aburrido,
busque la provisión en los desvanes,
mientras ella, cercada de galanes,
porque el mundo la vea,
de tejado en tejado se pasea?»
Marchose Zapaquilda convencida,
y lo mismo quedó la concurrencia.
¡Cuántos chascos se llevan en la vida
los que no miran más que la apariencia!
RESPUESTA DE DON TOMÁS DE IRIARTE A UNA DAMA QUE LE PREGUNTÓ
QUÉ ERA LO MEJOR QUE HALLABA EN SU CUERPO
Con licencia, señora, de ese pelo
que en rubias ondas llega a la cintura,
y de esos ojos cuya travesura
ardor infunde al pecho más de hielo;
con licencia del talle, que es modelo
propuesto por Cupido a la hermosura,
y de esa grata voz cuya dulzura
de un alma enamorada es el consuelo,
juro que nada en tu persona he visto
como el culo que tienes, soberano,
grande, redondo, grueso, limpio, listo;
culo fresco, suavísimo, lozano;
culo, en fin, que nació, ¡fuego de Cristo!,
para el mismo Pontífice romano.
EXTENSIÓN Y FAMA DEL OFICIO DE PUTA - de Tomás de Iriarte
No te quejes, ¡oh, Nise!, de tu estado
aunque te llamen puta a boca llena,
que puta ha sido mucha gente buena
y millones de putas han reinado.
Dido fue puta de un audaz soldado
y Cleopatra a ser puta se condena
y el nombre de Lucrecia, que resuena,
no es tan honesto como se ha pensado;
esa de Rusia emperatriz famosa
que fue de los virotes centinela,
entre más de dos mil murió orgullosa;
y, pues todas lo dan tan sin cautela,
haz tú lo mismo, Nise vergonzosa;
que aquesto de honra y virgo es bagatela.
El sombrerero - de Tomás de Iriarte
A los pies de un devoto franciscano
se postró un penitente. -Diga, hermano:
¿qué oficio tiene?-Padre, sombrerero.
-¿ y qué estado?-Soltero.
-¿ Y cuál es su pecado dominante?
-Visitar una moza. -¿Con frecuencia?
-Padre mío, bastante.
-¿Cada mes?-Mucho más.-¿Cada semana?
-Aun todavía más-. ¡Ya! ¿Cotidiana?
-Hago dos mil propósitos sinceros,
pero Explíquese, hermano, claramente:
¿dos veces cada día? -Justamente.
-¿Pues cuándo diablos hace los sombreros?
El galán y la dama. de Tomás de Iriarte
Cierto galán a quien París aclama,
petimetre del gusto más extraño,
que cuarenta vestidos muda al año
y el oro y plata sin temor derrama,
celebrando los días de su dama,
unas hebillas estrenó de estaño,
sólo para probar con este engaño
lo seguro que estaba de su fama.
«¡Bella plata! ¡Qué brillo tan hermoso!»,
dijo la dama, «¡viva el gusto y numen
del petimetre en todo primoroso!»
Y ahora digo yo: «Llene un volumen
de disparates un autor famoso,
y si no le alabaren, que me emplumen.»
LA VENUS CALLIPYGA - Fábula libertina de La Fontaine
Hubo en la Grecia dos siracusanas,
Que tenían un trasero portentoso;
Y, por saber la cual de las hermanas
Lo tenía más gentil, duro y carnoso,
Desnudas se mostraron a un perito
Que, después de palpar con dulce apremio,
Ofreció a la mayor su mano, en premio.
Tomó su hermano el no menos bonito
De la menor; alegres se casaron,
Y, tras más de una grata peripecia,
En honor de las dos un templo alzaron,
Con el nombre de: « Venus, nalga recia. »
No sé qué intención hubiera sido,
Mas fuera aqueste el templo de la Grecia
Al que más devoción habría tenido.
La zorra y el cuervo. Basada en una versión oral rusa. Versión PS para títeres
El cuervo está en la rama del árbol, con un queso en el pico.
Zorro: Buenos días, compadre Cuervo! Felices los ojos que lo ven! Qué hermoso día y qué pinta, eh! Ah, quién pudiera tener tu figura! Cómo me alegra verte y cuánto me gustaría oírte cantar! Ese plumaje negro tuyo luciría mejor si metieras más oxígeno dentro de tu cuerpo. Vamos, que trabajen los pulmones! A cantar para saludar del día y que me entere como estás hoy de humor!
El cuervo lo mira con sorna.
Toma el queso y lo guarda bajo el ala.
Cuervo: Ey, ey, ey. ¿Acaso soy tonto yo, eh? ¡También leí la fábula! Ya estoy enterado. ¡No esperarás mi queso! ¡No te lo llevarás para comerlo a solas, relamiéndote por tu efectiva malicia en tu madriguera!
Zorro: Ya veo que estás enterado de la fábula y de cómo se pierde el queso. Siempre supe que eras culto y leías libros. Alguien me contó por ahí que hasta concurrís a una biblioteca y consultas enciclopedias... Pero, esto que te digo no está en ningún libro. ¿Sabías que tu esposa te engaña? Parece que sí. Anda en amores a tus espaldas. Que sí, que sí. La han visto en la encina: ¡con tu jefe!
Estupefacto primero y rabioso después, el Cuervo agita las alas, mientras habla.
Cuervo: Eso no es posible. ¡Ella siempre me ha sido fiel! ¡Siempre!
Zorro: Siempre, siempre no. Ya ves.
Cuervo: Una sola vez la vi mirando con ojos tiernos al halcón peregrino. Una sola vez...
Zorro: Entonces tenía antecedentes.
Cuervo: ¡Es imposible!
Zorro: Bueno, no tanto. Ya ves que sucedió. ¿Será culpa tal vez de tu mal aliento?
Cuervo: ¿Qué? Yo no tengo mal aliento.
Zorro: ¿Del piojillo que agita tus plumas, entonces?
Cuervo: Yo no tengo ningún bicho encima!
Zorro: Entonces es puro capricho de ella.
Cuervo: ¡¡No puede ser!!
Zorro: ¡Y dale con que no puede ser! Es. Es. A lo mejor tu esposa era muy golosa... Tu jefe la requirió de amores... le hizo un regalito... hoy unas moras, mañana unas cerezas...
Cuervo: ¡Mi esposa me quiere y es fiel!
Zorro: En fin. Vamos viendo que no es así. Hay que despabilarse, amigo.
Cuervo: ¡No es cierto, no es cierto, no es cierto!
Cae el queso. El zorro lo atrapa con sus zarpas.
Zorro: Ya veo que nada aprendiste, amigo mío. Cuando se disfruta de un queso no hay que prestar mucha atención a si tu mujer te engaña con tu jefe...
El Zorro sale con el queso.
Apagón
4 comentarios:
jajajajaja!!!
Todo es bueno, pero lo de Iriarte fascina.
Un abrazo.
¡¡Gracias, querido amigo!!
Son fábulas cuya moraleja nos debe servir de lección.
Feliz domingo
¡Gracias, Hadita!
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