En una tarde soleada, Drive el hombrecito de espuma, observaba a los niños como jugaban en el patio de su casa.
Hasta que uno
se ensució con barro. Entonces decidió limpiarlo con su frescura reluciente.
Así quedó como
nuevo, ya no se veía la suciedad, su ropa parecía copos de algodón que
brillaban con el sol.
Este hombrecito
les enseño que es mejor estar limpios, pero mucho mejor ser limpios de corazón
porque las cosas hechas con amor lucen rejuvenecidas.
Por eso los
tres se divirtieron sanamente, aprendieron que la vida tiene muchas
oportunidades que hay que saber descubrirlas.
Natalia Julieta Mandrile
Morteros, 27/08/2012
2 comentarios:
Una sabia moraleja. Besos
Gracias, Hada.
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