Todo sobre el desenlace de tu historia: elementos claves, diferentes tipos y por qué es tan difícil escribir el final por Diana P. Morales
CONSEJOS MAESTROS / CONSEJOS PARA ESCRIBIR
El desenlace es una de las
claves esenciales para que tu historia deje huella en quien la lee y por eso hay que trabajarlo muy bien. Explico aquí todos los elementos, claves imprescindibles a tener en cuenta y tipos de finales entre los que puedes elegir.
Medio mundo anda estos días debatiendo sobre el
final de la mítica serie “Juego de tronos” (no, no haré espoilers, tranquilidad)… y no es la única serie cuyo desenlace ha causado polémica: muchas/os recordamos el batacazo del final de Lost, y otros desenlaces polémicos como Los Soprano, Cómo conocí a vuestra madre, Breaking Bad o incluso… ¡Los Serrano!. Además, a nivel personal, estos días he estado leyendo los relatos presentados al III Premio Ripley y algo que se repite año tras año y de nuevo se ha comentado entre los miembros del jurado es que el desenlace desmerece muchos relatos que empezaban con muy buen pie.
Escribir el final de tu historia es difícil.
No nos engañemos, es así. En parte porque es el último elemento de tu historia y puede elevarla a los cielos de la literatura y hacer que tus lectoras/es vuelvan a releerla una y otra vez, o puede suponer una gran decepción y que el libro o relato pierda muchos enteros.
4 Elementos a tener en cuenta para conseguir un gran final.
Voy a empezar antes que nada por cuatro elementos que son fundamentales para que un final se conciba como “bueno” en la mente de cualquier lector/a. Si alguno de estos elementos falla, ya de entrada nuestro desenlace va a cojear, así que es bueno tenerlas en cuenta.
¡Vamos allá!
1. Mantener el ritmo de la historia
Esta es una de las principales cuestiones que tenemos que tener en cuenta… y que más incumplimos. ¿Por qué? Simplemente porque tenemos muchas ganas de terminar y apresuramos el desenlace. Y nuestra historia, que
hasta ese momento quizá ha tenido un tempo calmado, con muchos pequeños detalles, de repente sufre un acelerón al final y todo sucede de forma atropellada.
La persona que lee tu relato o novela desea degustar ese final bocado a bocado, con el mismo detalle y relax que el resto de tu historia, y no va a perdonar que de repente le niegues ese placer.
¡¡¡Paso, paso, que tengo que terminar esta novela HOY!!!
Puede haber muchas razones para que tengas que acabar la historia deprisa: se acerca la fecha límite de un premio o fecha de
entrega de la editorial, o simplemente tienes ganas ya de terminar ese texto y empezar otro… En la medida de lo posible, evita ese acelere o ten en cuenta que el poso que dejará tu historia no será el mismo.
Este es
uno de los fallos que más han achacado a la última temporada y el último episodio de Juego de Tronos. Una única escena de diez minutos, por ejemplo, para resolver el dilema más grande de toda la serie sencillamente nos sabe a poco, acostumbrados como estábamos a intrigas palaciegas, diálogos en los que entrever las intenciones de los diferentes personajes y largos viajes.
2. Mantener el tono de la historia
Lo mismo que el ritmo, si hacia el final cambiamos el tono de nuestra historia esto puede alterar la percepción del desenlace. Una historia cómica necesita un final cómico, lo mismo que una historia dramática pide un final con la misma cantidad de drama.
Si tu estilo tiende a lo lírico eso es lo que esperarán seguir viendo tus lectores en el desenlace de tu historia, y si tu narrador comienza siendo muy cínico, o justificas muy bien y de forma muy progresiva una evolución, o un giro en el tono al final puede hacer que nos llevemos un chasco (¿esto qué es?).
Una historia épica, caso de Juego de Tronos, pide a gritos un final épico (o trágico). Si en la segunda mitad del último episodio prima el sentido del humor, eso no ayuda a henchir nuestros corazones con el grandioso final de la serie épica por antonomasia del siglo XXI -por mucho que haya habido momentos humorísticos a lo largo de la serie.
3. Que los personajes culminen sus arcos
La persona que lee debe sentir que todo el “viaje” de nuestros personajes (sean o no protagonistas) ha servido de algo. Si al final son atropellados de casualidad por un autobús, por mucho que resulte similar a lo que pueda ocurrir en “la vida real”, es algo que nos dejará la sensación de que algo ha quedado incompleto.
Si el arco de la transformación que veíamos evolucionar no parece servir de forma decisiva a la trama, la sensación que nos dejará es de que la historia ha sido inútil, y esa es una de las cuestiones que, de nuevo, se está echando en cara al final de Juego de tronos con respecto a alguno de los personajes.
No sé qué más hacer con este personaje… Sayonara, baby
Lo mismo ocurre si el arco no se completa por alguna razón, produce la sensación de “emosido engañado”.
Un ejemplo de buen hacer en ese sentido puede ser el final de Breaking Bad (Atención, espoilers): Desde el primer capítulo se nos anuncia que Walter White va a morir. Esa es la razón para que emprenda su viaje personal y toda su transformación… es lo que sucede en el último segundo de la historia.
De la transformación de tu personaje de novela hablo extensamente en este otro post de mi blog.
4. Que todo encaje /
El desenlace es el momento en el que se deben recoger las pistas e indicios que hemos ido dejando a lo largo de la historia y se deben cerrar las incógnitas abiertas.
Lector cuando ha encajado todas las piezas de tu trama. ¡Revelación!
Si no se han sembrado bien -o directamente no se han sembrado- tu lector/a se puede sentir engañado. Es lo que sucedió claramente con el final de Lost (Perdidos): no se dio contestación a la mayoría de incógnitas abiertas durante la trama y decenas de indicios quedaron volando en el aire mientras se cerraba la narración en falso -tampoco los arcos de personajes se completaron ni sirvieron para nada relevante a la hora de resolver la trama. La prueba es que ese mismo final se hubiese podido dar al terminar la temporada dos… y hubiera tenido el mismo poso en el espectador/a.
Dar a nuestro lector/a, poco a poco, todas las piezas del puzle para que, al final, cuando se descubra la última, pueda contemplar la imagen completa en todo su esplendor es una de las sensaciones más maravillosas de la experiencia de leer (o de ver películas o series). Es como un orgasmo de la lectura, por buscar un símil; y seguro que sabes lo mal que sienta quedarte sin él.
Por qué escribir finales es lo más difícil de todo: 3 cuestiones clave
Lo tengo comprobadísimo en mis talleres: me encuentro muchas historias exquisitamente escritas, con un punto de partida interesante, incluso original, y un buen desarrollo, de repente se desinflan como un globo cuando llega el desenlace. Todo lo que prometían queda en agua de borrajas.
Es algo que he comprobado también siendo jurado del Premio Ripley, por eso cada año (aunque nadie me haga caso) he insistido en las redes sociales en que podíais coger vuestros relatos enviados a la convocatoria anterior, repasarlos y trabajarlos para volver a enviarlos.
Porque muchas veces no se trata de la redacción (aunque algunas sí 😉 ) y definitivamente la mayoría de las veces no es un problema de la idea de partida, sino de cómo la desarrollamos y de cómo le damos la puntada final -o de cómo no se la damos.
Si antes hemos visto los elementos para escribir un buen final, estos de aquí son, por un lado, los fallos más grandes que suelo encontrar, y, por otro, las claves para conseguir un final no ya bueno, grandioso.
1. ¿Sabes lo que quieres decir con tu historia?
Responder a esta pregunta, aparentemente sencilla, es algo que puede cambiar por completo la manera en la que te enfrentas al desenlace de tu historia.
Y es que, en mis talleres, lo que muchas veces me encuentro son autoras/es que empiezan a escribir una historia porque el punto de partida les ha parecido curioso o les ha hecho gracia… y nada más. El relato (o incluso la novela) no significa nada más para ellos que una interesante anécdota.
¿Habla mi historia sobre la victoria ante la adversidad o sobre el significado más profundo y enigmático de por qué estamos vivos? Humm
Y eso se nota. Se nota en la emoción (o la falta de emoción, más bien) que transmite el propio texto en sí.
Pero sobre todo se nota en que cuando llega la hora de concluir la historia no se sabe cómo acabar.
Cuando tienes claro qué es lo que quieres decir con tu historia -es decir, por qué es importante para ti, e incluso qué quieres transmitir con ella– es raro que esto suceda, porque el final (al menos el final a grandes rasgos) es imposible para ti que suceda de otra forma.
Un
ejemplo: si estás escribiendo una historia sobre una pareja en la que uno de los miembros se enamora de otra persona y tienes claro que lo que quieres decir con tu historia es que el matrimonio es una institución caduca y el ser humano es monógamo en serie por naturaleza, gran parte de tu final ya estará decidido desde el inicio y ese matrimonio no va a sobrevivir -aunque aún tengas que decidir algunos detalles, como si la nueva relación prospera o no.
Si por el contrario se te ha ocurrido simplemente una anécdota curiosa, que tiene la capacidad de intrigar a tus lectores, pero tú mismo no sabes qué opinas sobre ese tema o por qué esa historia te llama la atención… probablemente escribir el final será una pesadilla en la que no sabrás qué hacer.
Hablo de todo esto en mi post: ¿Atascado/a a la mitad de tu historia? Soluciones aquí.
2. La sensación de que tu historia es un todo redondo
Otra de las sensaciones que se puede transmitir con el desenlace es que tu historia es un “todo”, pensado de principio a fin, y donde cada elemento tiene su porqué.
Esto se consigue con múltiples detalles que explico largamente en este artículo: Qué hace que un relato parezca “redondo” (sirve también para novelas u otras obras literarias).
Dos elementos con los que podemos jugar para conseguir ese efecto son:
-La regla de tres: el tres es un número mágico en literatura. Lo podemos usar de muchas maneras, pero dividir algo en tres o encadenar elementos de tres en tres nos da la sensación de que algo es completo, que no falta ni sobra nada. Es la percepción de nuestro cerebro. Aquí explico con detalle esa técnica y cómo usarla en literatura de muchas maneras para conseguir ese delicioso efecto: https://dianapmorales.com/2018/01/blog/la-magica-regla-de-tres-en-escritura/
-La repetición o los paralelismos. Jugar con elementos que se repiten -por supuesto, conscientemente- es también una buena táctica para conseguir que tu final parezca “redondo” y trabajado. En este artículo explico cinco formas de usar la repetición, aunque en el caso de los desenlaces nos interesa sobre todo la repetición de un elemento y la
simetría argumental. https://dianapmorales.com/2018/07/blog/es-malo-repetirse-5-maneras-de-jugar-con-la-repeticion-en-tu-escritura/
3. El delicado equilibrio entre sorpresa y coherencia
Y quizá el aspecto más complejo de todos es la capacidad de mantener un equilibrio entre sorpresa y coherencia.
Ambos elementos son necesarios en un buen final:
sin coherencia, tendremos un final deslabazado y engañoso, que va a decepcionar a los lectores. “¿Cómo hemos llegado aquí?”, se preguntarán. Pero, ojo: a un final que es todo
coherencia pero no conlleva ninguna sorpresa también le falta algo fundamental: emoción.
Casi nunca vamos a poder mantener un equilibrio exacto al 50% entre estos dos elementos -y tampoco es necesario, en realidad. En cada desenlace, si
empre primará uno de los dos elementos. La cuestión es i
ntentar no quede muy desequilibrado: ese creo que es el mayor problema del desenlace de la serie “Juego de tronos”. Han tenido tanta intención de sorprender, que se han olvidado de preparar ese final para que, además, resultara coherente y satisfactorio. Lectores y espectadores
sienten casi como una traición un desenlace así: “No me has dado los datos para que yo pudiera llegar a esa conclusión“.
Cómo lograr la sorpresa
Como ya he dejado un artículo completo respecto a ir preparando las pistas que creen esa coherencia en el desenlace, dejo aquí algunos elementos
para conseguir la sorpresa:
-
Dejando pistas e indicios falsos, a la par que verdaderos: Si en el artículo sobre la trama hablaba de ir dejando pistas para que, al final, todo encaje, igual de importante es crear “pistas falsas” (en inglés, “Red Herrings”): deben parecer reales y lógicas y deben distraer la atención de nuestro lector/a sobre la pista verdadera.
-
Poniéndoselo muy difícil a tu protagonista: no hay nada más aburrido que una trama en la que el personaje protagonista lo tiene todo fácil; y si encima logra su objetivo, ahí tendremos un final demasiado obvio que no va a despertar ninguna emoción. Pónselo muy difícil, sobre todo al final, para que después, cuando consiga el objetivo, nos sintamos sorprendidos y encantados.
–
Por medio de un portal: la técnica de “portal en que, si el final es feliz, haces que justo antes le ocurra algo a tu protagonista para que parezca que no lo va a lograr (portal cerrado)… pero finalmente lo logra. Y al contrario: si el final es desgraciado o trágico, justo antes puede suceder algo que haga creer al lector que tu protagonista lo va a conseguir (portal abierto).
Un par de ejemplos de películas:
Portal cerrado: “
Karate Kid”. Cuando parece que Daniel va a ganar la competición (pues ha vencido uno tras otro a todos los chicos de dojo Kobra Khan e incluso sale a competir después de que le hagan daño en la cadera intencionadamente consiguiendo algún punto), su contrincante le da un golpe en la zona herida haciéndole caer al suelo. Justo dos minutos antes del final. ¡Ostras, no puede ser, no lo va a lograr! Pero, por supuesto, ahí es cuando emplea el golpe de la grulla y consigue derrotar a su adversario.
Portal abierto: “Lo que el viento se llevó”. Scarlett O’Hara ha tenido que superar de todo: la guerra, la pobreza, la humillación, perder al amor de su vida frente a la sosaina de su prima Melania… y cuando consigue volver a levantarse, ser rica, estar casada con Rhett Butler, y tener una hija, pierde a esta en un accidente y, poco después, se separa de Rhett. Sin embargo, justo en los últimos minutos este reaparece y todo parece augurar una reconciliación cuando ella se da cuenta por fin -y así se lo confiesa- que siempre le ha querido. Reconciliación que no llega, pues es cuando él le contesta su famosa frase: “Francamente, querida, me importa un bledo”.
Así, esa técnica tan sencilla y fácil de aplicar, puede conseguir que nuestro final sea mucho más sorprendente y emocionante.
Tipos de desenlaces
Para que tengáis una idea de los diferentes tipos de opciones que tenéis a la hora de terminar una historia, describo aquí algunos tipos de desenlaces, los más frecuentes.
Según afecten al desarrollo de la historia:
-Desenlace cerrado: Es aquel en el que las incógnitas de la trama principal quedan respondidas, al menos en su mayoría. Sabemos cuál va a ser el futuro de nuestro personaje protagonista y si ha conseguido o no lo que deseaba. Por ejemplo, El Señor de los anillos y Orgullo y Prejuicio tienen desenlaces cerrados.
-Desenlace abierto: En este tipo de final alguna de las incógnitas de la trama queda sin respuesta. Puede ser porque quieres dejar la puerta abierta a una segunda parte de la historia (ejemplo: El imperio contraataca) o bien porque has dejado pistas para que tu lector/a interprete la historia y el final de tu protagonista libremente. Eso sí, debes dejar buenos indicios para que no parezca una “tomadura de pelo”, y que nadie piense que realmente no sabías cómo terminar la historia. Ejemplo: El cuento de la criada, de Margaret Atwood, tiene un final abierto. Otro final de serie que creó mucha polémica en su momento fue el de Los Soprano, ya que cortaba una escena a la mitad para que tú decidieras cuál sería el camino que tomaría el personaje.
-Desenlace circular: Es aquel en el que el personaje, después de haber vivido todo lo que ha vivido, regresa al mismo punto desde el que partió. La odisea, de Homero, podría ser un ejemplo, ya que Ulises parte de Ítaca y regresa a ese mismo lugar a seguir llevando la misma vida de antes.
-Desenlace en espiral: Lo llamo “en espiral”, porque una espiral pasa por el mismo punto, pero en un plano superior. Parece que todo es igual que al principio, pero no lo es. Tu protagonista regresa al mismo punto del que partió, pero algo ha cambiado dentro de él/ella (o en el ambiente). Un ejemplo puede ser El mago de Oz: Dorothy vive todas las aventuras en el país de Oz y vuelve, finalmente, a la misma casa de Oklahoma del inicio, pero algo ha cambiado, ella es más madura y, sobre todo, ha aprendido a valorar su hogar.
Según la emoción que provocan en la persona que lee:
-Final feliz: tu protagonista logra su objetivo y, a resultas de ello, es más feliz que antes. Puede ser encontrar el trabajo o la pareja de sus sueños, o conseguir huir de alguien que quiere matarle… Suele transmitir un mensaje esperanzador y optimista sobre la vida. Ejemplos de final feliz: Orgullo y prejuicio, Jane Eyre Películas: Cadena perpetua. Series: Friends, Parks and recreation, Big little lies.
-Final triste: tu personaje no logra su objetivo. A resultas de ello, su vida o su ánimo empeora. Ejemplos: Libros: Lo que el viento se llevó, Tokio Blues, El guardián entre el centeno. Series: Candy Candy, Seven seconds, Chernobyl. Películas: Buried, Lost in traslation.
-Final trágico: no solo es que tu personaje no consigue su objetivo sino que además ocurre algo terrible al final, por ejemplo, muere (o muere alguno de sus seres queridos). Ejemplos. Libros: Ana Karénina, Cumbres borrascosas. Series: A dos metros bajo tierra, . Películas: Brokeback Mountain, Million dollar baby.
-Final agridulce: no es del todo feliz ni triste. O bien t
u personaje no consigue su objetivo, pero sí algo similar que le da cierta esperanza (500 días juntos, La La Land, serie Cómo conocí a vuestra madre), o bien
lo consigue, pero pierde algo importante por el camino (El señor de los anillos, Whiplash, El dios de las pequeñas cosas).
¿Es mejor un final feliz, uno triste…?
No es tan importante, tus lectores/as pueden disfrutar cualquiera de estos finales.
Lo esencial es que sea redondo, prepararlo de forma que parezca el único final posible, en el que todas las piezas encajan, y además conlleve la emoción de incluir cierta sorpresa.
https://dianapmorales.com/2019/05/blog/todo-sobre-el-desenlace-de-tu-historia-elementos-claves-diferentes-tipos-y-por-que-es-tan-dificil-escribir-el-final/