Comencé a leer y escribir con mi papá, que me contó cuentos como el libro de la selva, animales salvajes y algunos más de Gabriel García Márquez. En esa época de mi niñez me impulso a seguir adelante aunque fui con un poco de dificultad.
Pero en mi escuela primaria tuve que esforzarme para aprender ya que a veces mi cabeza no funcionaba.
Hasta que repetí y luego nuevamente las mismas frases, logré terminar. Las maestras organizaron un fogón de despedida por tantos cálidos momentos que hicieron saltar de gozo a mi corazón. Con el baile que danzaron mis padres al compás del carnavalito.
Mientras yo los veía reírse, descorchamos nuevas emociones en familia, él con el piano nos tocó sus melodías.
--- Conversamos de su infancia en el momento de mi llegada:” ¡Qué aventura sorprendente, tuvimos juntos los dos! ’’. Hicimos como si al dejar el libro abierto entramos por su mundo con juegos en el cuarto principal de esta casa.
Me enseño a disfrutar de las travesías de otros animales como si fuéramos uno de ellos descargamos con el rugido del león, inimaginables sensaciones como una caricia de terciopelo, me acaricio el alma.
Volví a evocar los pasados encuentros de nuestra familia donde recitamos con amigos su aniversario con mis hermanas y muchos más. Bajo la tenue luz del local. Las sabrosas papitas noace con la carne a la parrilla.
Se me hizo dulzura en la boca, encendida de fuego y canciones románticas. Descubrí con su talento un mundo de gracias que dejó plasmado dentro de mí.
Natalia Julieta Mandrile
Morteros, 01/07/2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario