Baila la lluvia holgazana,
al suspirar el árbol.
Mientras los besos sedientos
cantan,
salpican lágrimas de sol, la
primavera.
Suspira la caricia olvidadiza,
en el silencio pensante.
La suave melodía,
se deja tocar por la mirada púrpura.
Y el fuego aullador, clava su
ósculo en mí.
Natalia Julieta Mandrile
Morteros, 11/09/2013
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