—Aléjate de aquí o te hechizo.
Corrí muy lejos y el fantasma me perseguía. Temblé de miedo, pero de pronto, de la sombra salió un indio con su flecha y arco. Su nombre era Machaco.
Con sus flechazos lo hizo caer, se esparció la ceniza por doquier y salimos expulsados por su fuerza sobrenatural.
Después, desembocamos en un manantial de ilusión.
Natalia Julieta Mandrile
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