Bajo los pasos de un muñeco de nieve me deslice con un trineo cuesta abajo por una montaña de Ushuaia.
Mientras me encontré con mis amigos de la infancia soñé que nos volvíamos pequeños aunque ya
grande estamos y en mis recuerdos pinté paisajes como si entrará en ellos a otro mundo mágico y los
copos de nieve caían sobre mí.
Sentí la brisa sobre mi piel, las gotas de agua transformándose en hielo me hacían recordar todos los
instantes que compartimos juntos, su sonrisa en mis labios, la aventura de lo desconocido, su mirada
cautivadora metiéndose en mi interior como si fuera la blancura de sus manos abrazándome el alma.
La tarde se puso gris, experimenté el cálido sabor del hogar abrigándome y contándome historias que
me hacen soñar.
Natalia Julieta Mandrile
Morteros, 06/05/2015
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