Yo contemplo
los campos,
de nacientes
horizontes polvorientos.
De mil crepúsculos
y sus cuatro lunas.
De nubes de tarde
que cruzan,
¡Ah! todavía las sigo viendo…
Mis manos en lo
profundo del fango subterráneo,
buscan con sed de
agua y de vientos.
En tierras
prófugas que el destino deposito,
a mi encuentro.
Mi rítmica música,
Iluminada de nocturnas estrellas,
En el sin fin de celestiales cielos,
y ocasos soles de
infiernos.
Acompañan
silencios.
Mis ojos,
testigos del gaucho,
y su caballo sediento.
Del inmigrante europeo,
de su dicha y desdicha.
Del arado,
abriendo historias en el suelo.
Confieso en el tiempo,
haber soñado,
con fragmentada memoria.
Que he sido,
Pájaro,
Agua,
Brújula,
Árbol,
Cielos.
Pero hoy soñé,
por un instante que he sido,
Viento.
Marcelo E. Pavese
3 comentarios:
¡¡Qué bueno, Marcelo!! Me alegro de leerte y ver tu publicación.
Después le voy a agrandar un poco la letra para que se luzca mejor.
Un abrazo.
Gracias... Maestra!!.Un beso grande..
Marcelo, me tomé el atrevimiento de condensarlo para que sea más fácil su lectura. Los versos estaba perdidos y no tenían unidad... ¡los separaba el viento, tal vez!
Creo que ahora se lee y aprecia mejor el contenido tan hermoso.
Espero que puedas publicar y compartir algo más.
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