El tango…esa poesía bailada.
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Por David Ghelman
Poesía bailada, sí. Cantada, sufrida, gozada con movimientos intensos del alma y del cuerpo danzando, entre otras cosas…
El tango expresa, básicamente, la relación de una persona con sus propios afectos, ilusorios, enfrentados con la realidad “que es cruel y es mucha” y la presencia del otro, o de la otra, con las alternativas que ese encuentro-desencuentro genera.
Pero qué dice el tango, bailado primero en el golpeteo o tarareo en algún boliche del Buenos Aires que lo vio nacer, que a tantos hombres y mujeres vio sufrir. Porque el tango llega a transformarse en una persona con la que se dialoga en cuerpo y alma. El personaje adquiere diferentes nombres: Morocha, Milonguita, Galleguita, Ivette, Muñequita, Porteñito, Don Juan, Patotero sentimental, Taita …
El tango es la danza poética de las diferentes emociones que las relaciones del dos por cuatro (métrica musical del tango) transforma en un dos por dos… o un dos por tres, o en un uno solo, o en un cuatro por cuatro… Pero, mejor, veamos qué dicen, sobre la relación de a dos o de a tres, los poetas que le dieron vida.
Escuchemos a “La morocha” (1905) cuando dice, describiéndose a si misma:
“Yo soy la morocha,
la más agraciada,
la más renombrada
de esta población.
(…)
Yo soy la morocha
de mirar ardiente,
la que en su alma siente
el fuego de amor”.
Así, ¿quién no va a querer a la Morocha?… Y, si además se gana el titulo de “La milonguera” (1915), nos va a decir:
“Soy milonguera, me gusta el tango,
y en los bailongos me se lucir.
Hago unos cortes...y unas quebradas...
y unas sentadas que son así!”
Y ¿cómo el taita diquero no se va a sentir conmovido por la presencia de una mina así con la cual se dedicaba a bailar? Es igual que el tipo del gotan “El 13” (1930) que decía así:
“¡Qué lindo es bailar
un tango dormilón,
gozar, soñar, vivir, sentir
las vibraciones del corazón! “
Claro, esto ¿a quién no le gusta?… Pero trae sus consecuencias, sin dudas.
Y en “El viejo rincón” (1925) se conocieron, sí, justito allí, en el…
“Viejo rincón de mis primeros tangos
donde ella me batió que me quería;
guarida de cien noches de fandango
que en mi memoria viven todavía…”
Y después de la milonga ¿qué hacer?... Bueno, con el corazón ardiente y las vibraciones del corazón ¿adónde ir?... Sin dudas: “Al bulín de la calle Ayacucho” (1923)
“El bulín de la calle Ayacucho
que en mis tiempos de rana alquilaba”…
O, mejor, al que estaba “A media luz” (1925)
“Corrientes tres - cuatro - ocho,
segundo piso, ascensor.
No hay porteros, ni vecinos,
adentro, cocktail y amor...
Pisito que puso Maple,
piano, estera y velador,
un telefón que contesta,
una vitrola que llora
viejos tangos de mi flor
y un gato de porcelana
pa' que no maúlle de amor.
¡Y todo a media luz,
qué brujo es el amor!
A media luz los besos,
a media luz los dos.
Y todo a media luz,
crepúsculo interior.
¡Qué suave terciopelo
la media luz de amor!”
¡Cuánta poesía sintetizada en una frase!
La relación sigue y claro, a veces las cosas no funcionan como uno quiere, entonces viene el replanteo… como relata “El malevaje” (1928)
“Decí, por Dios qué me has dado
que estoy tan cambiao,
no sé más quién soy?
El malevaje extrañao,
me mira sin comprender…
Me ve perdiendo el cartel
de guapo que ayer
brillaba en la acción…
No ves que estoy embretao,
vencido y maniao, en tu corazón”…
Me parece una buena definición de Amor.
Cuando una persona se enamora, se producen cambios evidentes…. Así nos pueden llegar a decir “Che, ¿qué te anda pasando…estás enamorao?” El amor se ve, (lo ven los otros, claro) además de sentirlo uno.
Pero no siempre salen las cosas del amor como uno quiere… Y ella empieza con las recriminaciones… Veamos qué dice “Qué calamidad” (1925)
“Mientras yo me la paso planchando,
te arreglo la ropa y limpio el bulín,
estirao a lo largo de la cama
como un atorrante, tranquilo, dormís.
Si te hablo, te haces el cabrero,
pedís unos mates, te vas pal café,
pa que sepan tus cuatro amigotes…
que a vos no te manda ninguna mujer…
Si a lo menos me engrupieras
y en tu pecho guardaras pa mí,
un cachito de cariño
que es lo menos que puedo pedir….”
¡Mm!... parece que la relación está empezando a entrar en crisis… Claro, él era “El taita del arrabal” (1922)
“Era un malevo buen mozo
de melena recortada;
las minas le cortejaban
pero él las trataba mal.
Era altivo y le llamaban
el Taita del Arrabal.
Pero un día la milonga
lo arrastró para perderlo:
usó corbatita y cuello,
se emborrachó con pernot,
y hasta el tango arrabalero
a la francesa bailó.
La linda vida antigua
por otra abandonó
y cuando acordarse quiso
perdido se encontró.”
Y así ella, entre sollozos, expresaba su dolor …”Julián” (1924)
“Yo tenía un amorcito
que me dejo abandonada
y en mis horas de tristeza
lo recuerdo en el alma.
Era un tigre para el tango,
envidia del cabaret,
Pero un día, traicionero,
tras de otra se me fue…
¿Por qué me dejaste,
mi lindo Julián?
Tu nena se muere
de pena y afán…
En aquel cuartito
nadie más entró,
y paso las noches
llorando tu amor…”
Y el tiempo sigue andando, y en algún recodo de la vida el “Patotero Sentimental” (1922) se expresaba así:
“Patotero,
rey del bailongo,
patotero,
sentimental.
Escondés bajo tu risa
muchas ganas de llorar.
Ya los años
se van pasando
y en mi pecho
no entró un querer.
En mi vida tuve minas, muchas minas
pero nunca una mujer...
Cuando tomo dos copas de más,
en mi pecho comienza a surgir
el recuerdo de aquella fiel mujer
que me quiso de verdad,
y yo, ingrato, abandoné.
De su amor me burlé sin mirar
que pudiera sentirlo después,
sin saber
que los años al correr
iban, crueles, a amargar
a este rey del cabaret.
¡Pobrecita!
¡Cómo lloraba
cuando ciego
la eché a rodar...!
La patota me miraba
y... ¡no es de hombre el aflojar!
Patotero
rey del bailongo,
de ella siempre
te acordarás.
Hoy ríes... pero tu risa
¡sólo es ganas de llorar!.”
Y así, el tipo deprimido, se fue a caminar, recordando… (Caminito) (1926)
“Caminito que el tiempo ha borrado,
que juntos un día nos viste pasar
he venido por ultima vez
he venido a contarte mi mal…”
Y así, a Caminito van los que quieren contarle su mal… y cada uno seguramente tiene su propio Caminito... Pero no sólo sufre él, la percanta también se las tuvo que arreglar como pudo, y a Milonguita (1920) alguien le dice:
“¿Te acordás, Milonguita? Vos eras
la pebeta más linda 'e Chiclana,
la pollera cortona y las trenzas,
y en las trenzas un beso de sol.
Y en aquellas noches de verano,
¿qué soñaba tu almita, mujer,
al oír en la esquina algún tango
chamuyarte bajito de amor?... “
Entonces, la mina, reponiéndose de su depresión, empezaba a decirle a su vieja: “Mama yo quiero un novio” (1928)
“Mama, yo quiero un novio
que sea milonguero, guapo y compadrón,
que no se ponga gomina
ni fume tabaco inglés,
que pa' hablar con una mina
sepa el chamuyo al revés.
Mama, si encuentro ese novio
juro que me pianto aunque te enojés.”
Y asi fue nomás, empezó la búsqueda de su nuevo proyecto de vida… y terminó transformándose en “Muñeca Brava” (1928)
“Che, Madam, que parlas en francés
Y tirás el dinero a dos manos,
que cenás con champán bien frappé
y en el tango enredas tu ilusión,
Sos un biscuit de pestañas muy arqueadas
Muñeca brava bien cotizada…”
Mientras, el tipo escuchaba a un amigo que le decía: “Seguí mi consejo” (1928)
“Rechiflate del laburo, no trabajes pa los ranas,
Tirate a muerto y vivila como vive un bacán
Cuidate del surmenage, dejate de hacer macanas,
Dormila en colchon de plumas y morfala con champan…”
Entonces él, en esa búsqueda de superar su crisis afectiva, creyó que valía la pena dedicarse a los pingos de “Palermo” (1929)
“¡Maldito seas Palermo!
Me tenés seco y enfermo,
mal vestido y sin morfar,
porque el vento los domingos
me patino con los pingos
en el Hache(hipódromo) Nacional…”
Uno a veces toma el camino equivocado… Así él se gastó la guita en los burros, aumentando su desilusión… Ella, ya con más experiencia, aunque no con más suerte, se avivó y terminó diciendo en “Qué vachaché” (1926)
“Piantá de aquí, no vuelvas en tu vida.
Ya me tenés bien requeteamurada.
No puedo más pasarla sin comida
ni oírte así, decir tanta pavada.
¿No te das cuenta que sos un engrupido?
¿Te creés que al mundo lo vas a arreglar vos?
¡Si aquí, ni Dios rescata lo perdido!
¿Qué querés vos? ¡Hacé el favor!.”
Y ella perseveró, y en un día de esos, inesperados, el taita la vio, pero acompañada… “La he visto con otro” (1926)
“La he visto con otro
pasearse del brazo...
Mis ojos lloraron
de pena y dolor.
En cambio, en su cara
sus negros ojazos reían
contentos de dicha y amor.
Recuerdo que en mis brazos
llorando me decía:
Serán pa' siempre tuyas
mi vida y mi pasión... “
Evidentemente, los amores pueden no ser eternos, pero siempre aparece, a la vuelta de la esquina, un amor inesperado que repara al anterior…
Cuando no es así, él y ella reflexionan como en “Pobre corazón mío” (1926)
“Cotorro que alegrabas
las horas de mi vida,
hoy siento que me muero
de angustia y de dolor.
Vivir sin la esperanza
de la mujer querida...
Sentir la herida abierta,
sangrando el corazón.
¡Si aún conserva el piso
la marca de las huellas
que en noches no lejanas
dejaba al taconear!... “
Claro, muchos recuerdos son similares en los dos, más allá de cómo siguieron con su vida o de cómo la vida siguió con ellos… Y ante la caída de los años encima de uno, aparecen las reflexiones “Tiempos viejos” (1926)
“¿Te acordás, hermano? ¡Qué tiempos aquéllos!
Eran otros hombres más hombres los nuestros.
No se conocían cocó ni morfina,
los muchachos de antes no usaban gomina.
¿Te acordás, hermano? ¡Qué tiempos aquéllos!
¡Veinticinco abriles que no volverán!
Veinticinco abriles, volver a tenerlos,
si cuando me acuerdo me pongo a llorar.“
Y así, a fuerza de reflexionar, aparece la filosofía exquista evaluando la realidad cotidiana en “Yira Yira” (1929)
“Cuando la suerte qu' es grela,
fayando y fayando
te largue parao;
cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao;
cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol;
cuando rajés los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar...
la indiferencia del mundo
-que es sordo y es mudo-
recién sentirás.”
Y llega un punto en el que el tipo pide explicaciones, entonces pregunta “¿Qué sapa, Señor” (1931)
“La tierra está maldita
y el amor con gripe, en cama.
La gente en guerra grita,
bulle, mata, rompe y brama.
Al hombre lo ha mareao
el humo, al incendiar,
y ahora, entreverao,
no sabe dónde va.
Voltea lo que ve
por gusto de voltear,
pero sin convicción ni fe.
Hoy todo Dios se queja
y es que el hombre anda sin cueva,
volteó la casa vieja
antes de construir la nueva...
Creyó que era cuestión
de alzarse y nada más,
romper lo consagrao,
matar lo que adoró,
no vio que a su pesar
no estaba preparao
y él solo se enredó
al saltar.”
En fin, el tango es la vida misma bailada, cantada, vivida en un bulín mistongo del arrabal, en el Palais Royal, o en cualquier lugar del mundo.
Cómo no va a ser universal el tango… si nació con Adán y Eva. Lástima que ellos no lo tuvieron al extraordinario Aníbal Troilo, que tanto se quejaba con su bandoneón…
=>Para escuchar los tangos mencionados, recomendamos ver www.todotango.com
RECOPILACION E INFORMACION
Letras de Tango (Selección 1897-1981) en Edicion de José Gobello – Ediciones Nuevo Siglo - Biblioteca de la Cultura Argentina,(1997) dirigida por Dr. Pedro Luis Barcia.
“La morocha” (1905)Letra de Angel Villordo, música de Enrique Saborido
“La Milonguera” (1905) Letra y música de Vicente Greco
“El 13” (1930) Letra Angel G. Villordo para el tango El 13, de Alberto Spatola
“El viejo rincón (1925) Letra de Roberto L. Cayol. Musica de Raul de los Hoyos
“El bulin de la calle Ayacucho (1923)” Letra de Celedonio Esteban Flores. Musica de José Servidio.
“A media luz” (1925) Letra de Carlos Cesar Lenzi. Musica de Eduardo Donato.
“El malevaje” (1928) Letra de Enrique Santos Discépolo. Musica Juan de Dios Filiberto.
“Que calamidad” (1925) Letra Mariano Contursi. Música Bernardino Terés.
“El taita del arrabal” (1922) Letra Luis Bayon Herrera y Manuel Herrero. Musica José Padilla
”Julian” (1924)Letra Jose Luis Panizza. Música Edgardo Donato.
“El patotero Sentimental” (1922) Letra Manuel Romero. Musica Manuel Jovés.
”Caminito” (1926) Letra Gabino Coria Peñaloza. Música de Juan de Dios Filiberto.
“Milonguita (1920) Letra Samuel Linning. Musica Enrique Delfino.
“Mama yo quiero un novio” (1928) Letra Roberto Fontaina. Música Ramon Collazo.
“Muñeca Brava” (1928) Letra Enrique Cadícamo. Musica Luis Visca.
“Palermo” (1929) Letra Juan Villalba y Hermindo Braga. Música Enrique Delfino.
“Que va cha ché” (1926) Letra y Musica de Enrique Santos Discepolo.
“La he visto con otro” (1926) Letra Pascual Contursi. Musica Antonio Scatasso.
“Pobre corazón mio” (1926) Letra Pascual Contursi. Música Antonio Scatasso.
“Tiempos viejos” (1926) Letra Manuel Romero. Musica Francisco Canaro
“Yira Yira” Letra y Musica de Alfredo Santos Discépolo.
“¿Que pasa, Señor?” (1931) Letra y Musica de Alfredo Santos Discépolo.