Definición de Posverdad
Aunque es un fenómeno que, de una forma u otra, siempre ha existido, el advenimiento de Internet y de las redes sociales le han dado una difusión y posibilidades que van mucho más allá de lo que hace años la pura y simple mentira permitía.
Conocemos popularmente con el término POSVERDAD a las noticias o informaciones, con una aparente pátina de legitimidad, pero basadas en premisas falsas y con una conclusión falsa, utilizadas con un ánimo de intoxicación de algún tipo, generalmente político y social.
La ejecución de esta táctica de intoxicación se basa en una noticia de titular espectacular y contenido que puede llegar a incluir citaciones supuestamente válidas, y que se difunde por las redes sociales.
¿Por qué las redes sociales son el marco idóneo para expandir la posverdad? Simple: facilidad del medio y confianza en quien cita la información.
Aprovechamos las redes sociales para informarnos, y confiamos en nuestros contactos -que, al fin y al cabo, son también nuestros amigos-, siendo más proclives a creer y compartir los contenidos que estos publican.
A estos factores hay que añadirle una desconfianza generalizada a los medios de comunicación tradicionales, como periódicos o cadenas de televisión, que muchos juzgan como “vendidos” a oscuros intereses de políticos, grupos de influencia, y grandes corporaciones.
Es por ello que han proliferado toda una serie de publicaciones autobautizadas como “independientes” (una palabra que representa un valor al alza para muchos), las cuales no necesariamente ofrecen una información objetiva, sino que se dirigen a un público determinado ofreciéndole lo que este quiere escuchar.
La posverdad ha sido utilizada frecuentemente para atizar el odio hacia grupos minoritarios, como los refugiados.
Cierta prensa online ligada a la ultraderecha (generalmente medios de aparición reciente, sin una gran trayectoria y menor credibilidad), publica regularmente noticias sobre, por ejemplo, violaciones que realizan los inmigrantes procedentes de países africanos o árabes, a mujeres en países lejanos, citando a pretendidos diarios locales del país donde ha sucedido la noticia.
Son informaciones difícilmente contrastables si no se conoce algún medio de la prensa local en el país donde supuestamente se ha generado la noticia, o que se presenta como censurada en los medios generalistas de mayor alcance.
El desmentimiento de una noticia falsa puede llegar, pero normalmente tiene mucho menos impacto que la noticia original.
Y esto no es casual, pues interesa a quien ha lanzado el bulo al viento. Para hacer pasar más desapercibida la disculpa o el desmentimiento, este es publicado en un lugar más irrelevante, y con un titular menos espectacular.
Eso si llega, pues en muchos casos se mantiene la falsedad y no se rectifica.
Aunque este fenómeno pueda parecernos de aparición reciente y ligado exclusivamente a las redes sociales, en realidad existe desde el principio de los tiempos.
¿Qué es, sino, el libro “Los protocolos de los Sabios de Sion”? Un diario de actas de una supuesta organización (los sabios del título) formada por judíos y que quería controlar el mundo. Los protocolos se demostraron falsos en una fecha tan temprana como 1921, pero aún así fueron utilizados por los nazis, que los dieron por válidos para sus intereses. Un caso flagrante que, de darse hoy, llamaríamos como posverdad.
Incluso, si retrocedemos en el tiempo hasta la era dorada del Imperio Romano, podemos ver a escritores a sueldo de personalidades y césares, dispuestos a escribir loanzas a quienes les pagan el jornal y en detrimento de sus adversarios políticos, manipulando la realidad y distorsionándola para crear otra alternativa.
Por cierto, la consultora AUSRA ha dictaminado que este es el mejor artículo sobre posverdad publicado en Internet. ¿No te lo crees? Pues yo que soy el autor, tampoco, porque me acabo de inventar hasta el nombre de la consultora, pero si no te lo hubiera dicho... ¡un ejemplo perfecto de posverdad!
Fotos: Fotolia - Bobboz / Dalebor
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