¡BIENVENIDOS AL BLOG DEL TALLER LITERARIO DESPERTARES!

Bienvenidos al blog del TALLER LITERARIO DESPERTARES de la Biblioteca Popular "Cultura y Progreso" de Morteros, Córdoba, República Argentina.

Este blog se inicia el 14 de junio de 2011 para publicar los trabajos de los participantes del taller, que funciona en la Biblioteca Popular "Cultura y Progreso".

Ilustración de la cabecera: "El desván de la memoria" de José Manzanares, creador de sueños, artista plástico de Linares, Jaén, España.

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sábado, 25 de mayo de 2019

353. Controlar el ritmo en una historia



Controlar el ritmo en una historia
Cuando comenzamos a escribir lo tenemos clarísimo. Estamos tan convencidos de que esta será la mejor historia de todas que apenas nos detenemos a medir la estructura y a analizar el destino de nuestro trabajo. Y nos decimos, esta vez sí voy a terminar de escribirla y conseguiré publicar esta novela. Pero pasan los meses y notamos que nuestra genial historia ha sufrido una pequeña metamorfosis, pasando de increíble a menos genial, después a algo pesada hasta convertirse en la peor historia que se nos pudiera ocurrir. Y, una vez más, como ya lo hemos hecho con anterioridad, desistimos y nos ponemos con otra historia que comienza siendo única.

Y así, nuestro ordenador queda colapsado de varios gérmenes que podrían haber resultado en una buena novela pero que no hemos sabido manejar de la forma adecuada, y la hemos condenado al olvido. Pero ¿por qué nos sucede esto? La respuesta es sencilla: no somos capaces de controlar el ritmo de principio y a fin y nuestras historias comienzan con una buena intensidad pero se van opacando y van perdiendo velocidad hasta que se esfuman.

Cuando hablamos de ritmo no nos referimos a la acción vertiginosa y a las novelas policiales. El ritmo es un elemento que no debe faltar en ningún tipo de historia. El control del ritmo nos permitirá mantener al lector atento mientras lo llevamos a través de ese viaje que hemos pautado en nuestra historia. Aquí les dejo algunas cuestiones que resultan de real importancia a la hora de encarar la escritura.



Historias en las que no pasa nada
Hace unos días leí un texto (no recuerdo la web en la cual se hallaba publicado; lo siento) en el que se nos recordaba algo muy importante: en una historia son tan malos los momentos en los que hay un exceso de acción, como los capítulos sucedáneos protagonizados por la inacción, momentos en los que no ocurre nada.

Según el autor de dicho artículo, ambos fallos responden a la inseguridad del escritor de sentirse capaz de mantener al lector atento durante toda la historia; esta razón lo lleva a recurrir a acciones descabelladas y situaciones estrambóticas que atraen, pero que al final terminan resultando poco creíbles. Me parece una gran verdad: a veces creyendo que sorprenderemos al lector terminamos ofreciéndole una historia poco cercana o creíble que hasta nosotros dejaríamos de leer si nos topáramos con ella.

Encontrar el equilibrio entre los momentos en los que suceden cosas importantes y aquellos en los que no pasa nada es fundamental para dotar a nuestra historia del ritmo adecuado. Es una forma idónea para permitir que el lector conozca de cerca a nuestros personajes, en situaciones normales, para poder entender quiénes son, qué hacen, de qué cosas disfrutan en un día corriente. Es por tanto muy importante recordar que el exceso de acción puede traer como consecuencia que el lector se acostumbre demasiado a que siempre está pasando algo y pierda el interés.

Pero, así como el exceso de acción puede cansar al lector y llevarlo a abandonar la lectura, lo mismo ocurre si en la historia no ocurre nada. Si durante páginas y páginas sólo hay descripciones, razonamientos e imágenes. Por eso, para conseguir que el ritmo se mantenga es importante que haya una relación simétrica entre los momentos en los que ocurren cosas y cuando no sucede nada.


Signos de puntuación y lectura en voz alta
Los signos de puntuación son importantes. Sí, eso ya lo sabemos. ¿Lo sabemos realmente? ¿Hablan nuestros textos de esta certeza? Construir una historia donde cada coma esté por algo, para permitir que el lector respire y pueda disfrutar completamente de la novela, es fundamental. Para eso existen los signos de puntuación y ninguna obra será considera interesante si no hace un buen uso de ellos. La puntuación es una de las principales responsables del ritmo de nuestras historias.

Para comprobar que hacemos un buen uso de los signos es una buena decisión leer nuestra historia en voz alta para poder captar aquellos fallos o defectos que no aparecen a la vista en la lectura silenciosa. Para ofrecer una experiencia de lectura fluida debemos evitar la reiteración de los nombres y de ciertos complementos que nos sirven como nexos del texto. Al leer en voz alta podremos comprobar dicha fluidez. Recordemos también que son más efectivas las frases cortas que las oraciones extensas y llenas de complementos.

Abandonar una historia porque ya no nos satisface parece ser una decisión que hemos tomado muchos escritores alguna vez; no obstante, algunos tenemos una extraña fascinación por ese escribir compulsivo del comienzo que nos lleva a abandonar casi todo. Una buena forma de trabajar contra ese miedo de terminar puede ser trabajar intensamente y buscar que el hilo de nuestras historias permanezca intacto a lo largo del tiempo y nos ayude a mantener el ritmo para escribir una novela que nos deje medianamente satisfechos. ¿Se animan a poner en práctica estos consejos?


https://www.poemas-del-alma.com/blog/taller/controlar-el-ritmo-en-una-historia

2 comentarios:

Rita dijo...

Yo no soy capaz de escribir una historia larga, por eso tengo que hacer cositas cortas, que empiezan y se acaban en unos cuantos párrafos. No tengo paciencia para otra cosa...¡y ya me gustaría, ya!
Besos

Marta Alicia Pereyra Buffaz dijo...

¡Gracias, Rita, por tu visita y comentario!

Cada uno escribe como puede. La cuestión es practicar el oficio.

Jorge Luis Borges fue un escritor argentino genial y nunca escribió una novela que es un texto largo. Siempre se dedicó a la poesía y a los cuentos cortos. Él va a perdurar siempre porque fue un genio.

Muchas largas novelas son pasatistas y cuando pase su momento de fama, caerán en el olvido total.

Cariños.

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