1. Leer. Independientemente de cuál sea el tipo de literatura que se desee crear, ya sea narrativa, documentos o libros de texto, es importante que el escritor lea mucho. Aunque no lo parezca, si se lee mucho poco a poco el cerebro irá aprendiendo sobre la manera de escribir, sobre las reglas ocultas, sobre los estilos de los escritores y, eventualmente, aprenderá a desarrollar su propio estilo.
2. Escribir. Al igual que cualquier trabajo o ejercicio, la escritura requiere práctica. Por lo tanto, solo escribiendo se puede aprender a escribir y mejorar sobre la marcha. La práctica es fundamental para dominar este oficio.
3. Investigar. Antes de escribir es importante documentarse sobre el tema a tratar y la manera idónea de construir los textos que presentarán a sus receptores. Preguntarse, ¿sabes todo lo que necesitas sobre el tema? ¿Tienes todos los datos y la bibliografía necesaria? Según el tipo de documento se podría buscar uno similar que pudiera servir de referencia en cuanto a estructura o enfoque. Tener a mano un buen diccionario.
4. Claridad. Tener claro de qué se va a hablar en el texto, cuál es el tema o las ideas a tratar. ¿Qué objetivo quiero lograr con ese texto? Si no está claro, despejar toda duda antes de empezar a escribir. Ayuda plasmar las ideas fundamentales, incluso ordenándolas en función de lo que se quiere.
5. No sobrecargar. No usar palabras rebuscadas o expresiones demasiado elaboradas. El autor no debe tratar de demostrar cuán amplio e impresionante es su vocabulario. De ser el caso, el autor debe hacer uso de ese vocabulario para producir un texto que fluya de forma natural, sin pretensiones, sencillo y claro.
6. Escribir el primer borrador. Puede ser a mano si le resulta más cómodo o en el computador. Desarrollar todas las ideas de acuerdo al orden establecido, pero sin preocuparse demasiado si éste se rompe, y sin detenerse mucho en la ortografía o la sintaxis. Volcar todas las ideas en el papel sin censura.
7. Revisar su ortografía. Ahora sí revisar el borrador, y luego seguir las normas de sintaxis y de ortografía que dicta la Real Academia de la Lengua Española (RAE); fijarse si hay repeticiones de palabras o ideas, si se han recogido todos los puntos a tratar y si el escrito expresa lo que se esperaba. Se puede llenar ese primer borrador de tachaduras, cambiar cosas de lugar, precisar más una cierta idea, agregar una que falte, etc.
8. Descansar. Obtener el texto definitivo incluyendo todas las correcciones. Una vez conforme con él, dejarlo reposar un tiempo (pueden ser una horas o días según el tiempo que se tenga) y darle una última lectura en la que podrían hacerse nuevas enmiendas.
9. Realimentación. También resulta efectivo que lo lea otra persona para obtener una perspectiva diferente.
10. Hoja en blanco. Todos los expertos concluyen que frente a una hoja en blanco, lo mejor es lanzarse a escribir, plasmar esas primeras ideas y no darle mucha importancia a los resultados iniciales, ya que ante un primer borrador siempre será más fácil perfeccionar el documento.
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