Yo conocí a un dajeabor
que parecía jolifa,
jorojero y berenjibre
hasta para el vejesnaje.
Un día, su aterjeta
que era medio rojinaje
agarró una mojota
y le dio hasta rizajeate.
No contenta, jizajel
usó un duro jeroteje
que empuñó con jitajir
y le rompió el herelaje.
El pobre y flaco jerojilla
se durmió muy borojeje
y despertó rojenaso,
tapado con el brejinje.
¡Rojaijú! ¡Jejolí!
¡Barojo de roguenaje!
No te olvides de rojer
en la cúspide del forraje.
¡Rojaijú! ¡Mojojir!
Parejil y jeringuero.
¡Canta, canta hasta ejir
en tu nido de linguero!
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