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viernes, 27 de noviembre de 2020

433. Análisis del poema de Jorge Luis Borges: El general Quiroga va en coche al muere




Análisis del poema

EL GENERAL QUIROGA VA EN COCHE AL MUERE 

de Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899-​Ginebra, 14 de junio de 1986)


El madrejón desnudo ya sin una sé de agua

y la luna atorrando por el frío del alba

y el campo muerto de hambre, pobre como una araña. 

El coche se hamacaba rezongando la altura:

un galerón enfático, enorme, funerario.

Cuatro tapaos con pinta de muerte en la negrura

tironeaban seis miedos y un valor desvelado. 


Junto a los postillones jineteaba un moreno.

Ir en coche a la muerte ¡qué cosa más oronda!

El General Quiroga quiso entrar en la sombra

llevando seis o siete degollados de escolta. 


Esa cordobesada bochinchera y ladina

(meditaba Quiroga) ¿qué ha de poder con mi alma?

Aquí estoy afianzado y metido en la vida

como la estaca pampa bien metida en la pampa. 


Yo, que he sobrevivido a millares de tardes

y cuyo nombre pone retemblor en las lanzas,

no he soltar la vida por estos pedregales.

¿Muere acaso el pampero; se mueren las espadas? 


Pero al brillar el día sobre Barranca Yaco

sables a filo y punta menudearon sobre él:

muerte de mala muerte· se lo llevó al riojano

y una de puñaladas lo mentó a Juan Manuel. 


Ya muerto, ya de pie, ya inmortal, ya fantasma,

se presentó al infierno que Dios le había inarcado,

y a sus órdenes iban, rotas y desangradas,

las ánimas en pena de hombres y de caballos. 


Borges se inicia en la literatura co­mo poeta y, más precisamente, como poeta ultraísta. El ultraísmo fue un movimiento de vanguardia orientado hacia la renovación del lenguaje poé­tico: consideraba como elemento esen­cial del género lírico la metáfora, pero valoraba en ella, por sobre todo, lo insólito, lo novedoso, de modo que su valor era proporcional al grado de sor­presa y de capacidad de impacto que encerraba. Borges fue al comienzo un entusiasta ultraísta: publicó sus pri­meros poemas en las diversas revistas del movimiento y hasta fue un teórico de la nueva tendencia. Sin embargo, aun en sus textos de juventud se ad­vierte un espíritu de mayor sutileza, de mayor amplitud artística y de ma­yor profundidad que en la mayoría de los ortodoxos de esta escuela. Para él, el valor de la metáfora no radica únicamente en su poder de sorprender, y esto se advierte en una de sus declaraciones en la revista Ultra, N· 1: "Yo anhelo un arte que traduzca la emoción desnuda, ... Para esto -como para toda poesía- hay dos imprescindibles medios: el ritmo y la metáfora: el elemento acústico y el luminoso. .. La metáfora, esa curva verbal que traza casi siempre entre dos puntos -espirituales- el camino más breve". En los poemas de su primera ver­tiente temática, la que él mismo defi­ne como "mitología del arrabal" (Fer­vor de Buenos Aires, Luna de enfrente, libro al cual pertenece El general Quiroga va en coche al muere), alude a circunstancias y motivos históricos argentinos y adopta una peculiaridad idiomática pocas veces frecuentada por nuestra poesía: emplea numerosos ar­gentinismos consistentes no sólo en matices fonéticos (ciudá por ciudad, sé por sed, tapaos por tapados), sino, tam­bién construcciones típicamente por­teñas, como la que aparece en el tí­tulo del poema que analizaremos: "El general Quiroga va en coche al muere". Esto manifiesta una marcada tendencia de la poesía de Borges al tono habla­do o conversacional, que no solo no rehúye sino que busca los giros pro­saicos.

En la madurez, Borges aborda en sus poemas los mismos temas de su narrativa: la obsesión del tiempo, el infinito espacial, la vida como sueño, la relatividad de lo real, la muerte, dan a su obra un tono reflexivo y de hondura filosófica. Desde el punto de vista formal, ha vuelto a formas mé­tricas y estróficas regulares, abando­nando la libertad rítmica anterior y su lenguaje se ha tornado más sencillo y elemental que nunca.

TEMA

El tema del poema es la evocación del asesinato de Facundo Quiroga, perpetrado por la partida que comandaba Santos Pé­rez, en Barranca Yaco, provincia de Cór­doba, en 1835

Pese a las advertencias que recibió y llevado sin duda por su orgullo y por la convicción de que el solo magnetismo de su nombre y de su presen­cia bastarían para desarmar a los hombres de Santos Pérez, Quiroga se obstinó en seguir la ruta que lo conduciría a la muerte junto con toda su escolta, integrada por su secre­tario, el postillón, dos correos, un niño y un negro que iba a caballo junto a la galera. Nadie logró escapar con vida a la masacre, hasta los caballos fueron destro­zados, y la galera, con su macabro conte­nido, arrojada a un bosque cercano. Borges logra no sólo recrear poéticamente este hecho de sangre, sino también hacer revi­vir, en toda su arrogancia y en su temeraria confianza en sí mismo, la personali­dad de su protagonista enfrentado a la situación límite de la muerte.


En 1834, ante un conflicto desatado entre las provincias de Salta y Tucumán, el gobernador de Buenos Aires, Manuel Vicente Maza (quien respondía políticamente a Rosas), encomendó a Quiroga una gestión mediadora. Tras un éxito parcial, Quiroga emprendió el regreso y fue asesinado el 16 de febrero de 1835 en Barranca Yaco, provincia de Córdoba, por Santos Pérez, un sicario al servicio de los hermanos Reinafé, hombres fuertes de Córdoba, ligados a López. Quiroga se había opuesto tenazmente a los deseos de Estanislao López de imponer a José Vicente Reinafé como gobernador de Córdoba.

Nunca sabremos si porque decían la verdad o por temor a represalias contra su familia, lo cierto es que los Reinafé, ni ante los jueces ni ante la horca, acusaron a Rosas ni a López. Sólo se inculparon entre ellos mismos.

El “manco” Paz cuenta en sus memorias que tras la llegada de la noticia del asesinato de Quiroga a Santa Fe –donde él permanecía detenido– se produjo un “regocijo universal”, y poco faltó “para que se celebrase públicamente”.

La muerte de Quiroga determinó la renuncia de Maza y afianzó entre los legisladores porteños la idea de la necesidad de un gobierno fuerte, de mano dura.


http://elblogdemara5.blogspot.com/2008/07/anlisis-poema-de-jorge-luis-borges-el.html

https://www.elhistoriador.com.ar/el-asesinato-de-facundo-quiroga/

ESTRUCTURA

El poema consta de dos partes perfectamente definidas en cuanto a su contenido y a su función específica:

1) Primera parte: Comprende los tres primeros cuartetos.

Su función es describir el lugar en el que va a transcurrir el hecho evocado, crear el ambiente adecuado y presentar al caudillo, cuya figura dominará el resto del poema.

Se parte del marco geográfico para llegar lentamente al protagonista, median­te un graduado movimiento descriptivo que se detiene sucesivamente en los siguientes elementos:

· El madrejón, la luna, el frío del alba, el campo miserable, conjunto de ele­mentos que· crean desde el comienzo la necesaria atmósfera de soledad, des­amparo y tristeza.

· El coche y sus caballos, presentado co­mo un verdadero carruaje fúnebre.

· En el último verso de la segunda es­trofa:

tironeaban seis miedos y un valor desvelado.

Se alude ya a los ocupantes de la galera, contraponiendo mediante sus diversos sentimientos a Quiroga y a los integran­tes de su escolta.

La descripción se detiene fugazmente en el moreno que marcha a caballo junto a los postillones. Se completa así el cuadro exterior: ya están presenta­dos los protagonistas del drama que va a ocurrir -hombres y caballos-, el Fúnebre galerón que les servirá de ataúd y el desolado paraje en el cual transcurrirá la acción. Además, mediante una serie de recursos expresivos se ha crea­do una atmósfera luctuosa en la que cada elemento está orientado a anun­ciar la inminencia de la muerte.

· La descripción se interrumpe de pronto ,con una súbita intervención del autor, que contiene una consideración general acerca del hecho evocado y una síntesis de la situación:

Ir en coche a la muerte ¡qué cosa más oronda!


2) Segunda parte: Comprende los cuatro cuartetos restan­tes.

Está dominada por la figura del pro­tagonista. Pueden distinguirse en ella tres momentos, que difieren por su forma y por su contenido:

a) Los dos primeros cuartetos expresan las cavilaciones del caudillo y adoptan, para hacerlo, la primera persona. Con ello se obtiene un doble efecto: se ma­tiza la forma del poema, interrumpien­do la monotonía de la tercera persona; se logra plasmar la presencia de Qui­roga de manera más vívida y directa, el lector invade su interioridad más profunda, nutrida de soberbia arrogan­cia y de ilimitada autoconfianza. El pronombre de primera persona con que comienza el segundo cuarteto tiene un enorme peso en la economía del poema: es como si el protagonista se erigiera en figura indestructible e in­mortal, y esto se acentúa mediante el contenido de la estrofa y a través de la tácita comparación con el pampero y las espadas .

b) En un segundo momento (penúltima estrofa) se desencadena la tragedia. El cambio de tono está expresado por la conjunción adversativa "pero" que en­cabeza el cuarteto y establece ­cierta continuidad, pero marca al mis­mo tiempo una oposición con respecto al anterior. Se mencionan escuetamente la hora del día, las armas homicidas y una ligera referencia al presunto cul­pable. Esta sobriedad de elementos acentúa la intensidad del hecho.

c) En un tercer momento Quiroga ya se ha convertido en fantasma o en legen­daria presencia inmortal, y el poeta lo acompaña hasta su destino definitivo: aun allí lo imagina comandando a su destrozada escolta.


Al igual que en su narrativa, el estilo poético de Borges se caracteriza por una extremada sencillez y sobriedad en el uso de los recursos expresivos. Su talento lo lleva a organizar el poema no sobre la base de una acumulación de figuras retó­ricas, sino mediante una selección rigurosa de cada vocablo, orientada a obtener con un lenguaje simple y colo­quial, la mayor síntesis expresiva y la ma­yor intensidad poética. Sus períodos oracio­nales son también breves y de estructura sintáctica poco compleja.


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