Trenes que llegan con el viento y se van con las estrellas... Montados en discusiones, sinsentidos, algarabía. Cada cual en su vagón recorre su propia senda, enmarañada en la nuestra y compartiendo la vida. Tejen las horas desnudas con puntos de amor y tibieza. Con su piedra pómez mágica liman cualquier aspereza; perfuman los sinsabores, colorean la tristeza.
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