Ya que te tenemos, ¿algún/nos consejo/s para escritores principiantes?
A riesgo de sonar sentencioso, te paso cinco premisas que pueden ayudarlos enormemente a lograr esa fluidez que va de la mano de la claridad:
1 Lean siempre en voz alta sus textos, como si estuvieran ante un público. Cada vez que hagan una modificación, relean todo lo hecho, siempre en voz alta y desde el párrafo previo. Eso los ayudará a ver cómo suena el texto, si tiene rimas indeseables o no. Esta es la más importante de las pautas, por eso la pongo en primer lugar. Si les da vergüenza leer en voz alta, aunque estén solos, piensen que están persiguiendo un fin noble y repriman de ese modo la vergüenza. Si hay gente alrededor, que tampoco les importe leer en voz alta: todo el mundo sabe que los escritores estamos más que limados. Y no lean como si estuviesen ante la guía telefónica; se trata de un texto suyo, y como tal convendría respetarlo.
2 Desconfíen de frases en las que hayan puesto más de dos comas. Posiblemente tengan un problema de puntuación. El uso de la coma es el más arbitrario respecto de otros signos; de ahí que existan tantos problemas a la hora de puntuar. Y además el uso indebido de la coma —o el no uso— puede llegar a cambiar el sentido de lo que uno quiso expresar. No es lo mismo decir “Los soldados, que fueron heridos, recibieron atención médica” que “Los soldados que fueron heridos recibieron atención médica”.
3 Pongan siempre al final de la frase lo que quieran destacar como más importante. Lo último que digan es lo que al lector le quedará más. No es lo mismo escribir “Rosita fue asesinada por la noche” que “Por la noche, fue asesinada Rosita”. En el primer caso, el escritor puso el acento en el momento del día en que fue asesinada Rosita.
4 Desconfíen asimismo de frases que tengan más de treinta palabras. Frases con más de treinta palabras ponen a prueba la capacidad respiratoria del lector, el significado que expresan se empieza a confundir, y los nexos subordinantes a agotarse. En boca cerrada no entran moscas. Miren la diferencia, ya que estamos: “Desconfíen asimismo de frases que tengan más de treinta palabras, pues frases con más de treinta palabras ponen a prueba la capacidad respiratoria del lector, el significado que expresan se empieza a confundir, y los nexos subordinantes a agotarse… y nos hacen recordar que en boca cerrada no entran moscas”. ¡Un pulmotor para la mesa cuatro, por favor!
5 No se hagan los artistas. Escriban siempre con frases claras y sencillas. El mundo está harto de retórica. He dicho.
Lograste una muy buena imagen como cuentista. ¿Qué te “llevó” a la novela?
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Entrando en tema con tu novela: según se lee en la contratapa, Victoria entre las sombras es un libro de aventuras donde el protagonista huye de su drama familiar junto a una amiga, pero… ¿cómo definirías vos de qué trata Victoria?
Quiero aclarar que no me propuse, a priori, escribir desde un tema determinado. Proponerse desarrollar el Gran Tema es el mejor modo de cometer idioteces: los tachos de basura están repletos de Grandes Temas y Buenas Intenciones. Y mi intención básica con vels fue la de contar una historia que lograse cautivar al lector. Eso sí: si la narración fluye y deja una marca en él, es porque hay en ella algo más, algo que acaso seduzca en un nivel inconsciente. Algo que no fue pensado por uno, pero que el lector rescata por debajo del “cuentito”. Y bueno, cuando me puse a mirar mi “cuentito” con ojos ajenos, descubrí que uno de los principales temas que se juegan en esta oscura fábula es el de la lucha contra el miedo y las limitaciones que la crueldad y la vulgaridad tratan de imponernos a cada paso. En cierto modo, vels también es un manual de supervivencia: de empezar siendo un chico como cualquiera —como cualquier chico que es tratado como un trapo de piso en su casa, digamos—, el protagonista pasa por un camino de iniciación, y de las terribles pruebas sale cubierto de cicatrices, pero convertido en un héroe. Otro tema podría ser el de la comunidad viril: cuatro que se enfrentan al mal, cada uno con el alma en carne viva —en mi narración, el mal es encarnado por un horror sin nombre, del que nada puedo revelar en esta entrevista—. La fe, el coraje, la amistad y el arte son bienes que también se barajan acá y allá en mi novela. Y ni que hablar de las relaciones parentales: al comienzo de la aventura, Tomás huye de su sádica madrastra y del pollerudo del padre, que no lo defiende frente a los atropellos. Pienso que es bueno estimularles la rebeldía a los chicos. Pero no la rebeldía ante las cosas buenas, por supuesto, como se suele aconsejar desde los gabinetes políticamente correctos, sino la rebeldía ante la estupidez, la hipocresía y la mediocridad de los adultos. No obstante, como contrapeso de esos aparatos corruptos y corruptores que en vels son “los grandes”, está la Yaya, la abuela. La Yaya viene a ser, dentro de la historia, la voz de la razón. Todos en la vida hemos conocido gente así. Gente de pelotas bien puestas. Gente que, aunque el mundo se vuelva loco y todo parezca patas para arriba, jamás claudicará ante la forma mentis del hombre moderno ni abjurará de su fe.
[…] Quiero agradecerle el espacio a Eduardo Carletti, y a vos por esta entrevista: cuando hace unos años me tocó publicar mi primer cuento en la legendaria Axxón, lo viví como un hito en mi carrera; así de simple. Bueno, aquí va el link a la página oficial de vels:
http://www.victoriaentrelassombras.com/tapa.html
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Acerca de Marcelo di Marco Otras entrevistas: Samanta Schweblin y su pacto con el lector | Entrevista a Daniel Paredes |
Fabulosos consejos. Ya he tomado nota de ellos.
ResponderEliminarTambién me gustaría invitarte a conocer mi nuevo blog de literatura infantil, está abierto a tu participación. La dirección es:
http://tejiendocuentos12.blogspot.com
Gracias y que tengas un buen fin de semana
¡Gracias, Hadita!
ResponderEliminar¡Gracias, Hadita!
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